“Nos da Mucha Tristeza”

Alrededor de 16 Caballos han Sido Enviados al Rastro Para ser Sacrificados

Por Rafael Hernández Guízar

Fotografía relevante a la nota.

En tres meses dejarán de circular las calandrias jaladas por caballos, de acuerdo al decreto municipal de Guadalajara/Foto: Francisco Tapia

Los calandrieros del municipio de Guadalajara no se resignan a dejar su oficio por el decreto de la presidencia municipal tapatía.

Y es que desde la administración del expresidente Ismael del Toro Castro (MC), se inició con los preparativos para la prohibición y desaparición paulatina de las calandrias jaladas por caballos en el centro de Guadalajara, esto, luego de que organizaciones protectoras de derechos animales señalan que se trataba de un acto de crueldad animal.

“La verdad que nos da mucha tristeza que vaya pasar esto porque pues en mi casa mi papá se dedicó a esto, mi abuelo se dedicó a esto, y nosotros pues es algo que siempre hemos practicado, y me parece muy mal que nada más porque dicen que los caballos sufren mucho nos quiten de poder usar las calandrias, porque no tienen idea de lo que hablan”, dijo uno de los chóferes de carruajes de alquiler en entrevista con Página 24.

Y es que en tres meses dejarán de circular las calandrias jaladas por caballos de acuerdo al decreto presidencial que fue presionado para que sucediera por parte de las organizaciones “protectoras de los derechos animales”.

Pero ni por parte del Ayuntamiento, ni por parte de las supuestas organizaciones que dicen proteger los derechos animales, existe propuesta concreta para el destino final de los caballos. Alrededor de 16 caballos han sido enviados ya al rastro para ser sacrificados, pues los dueños no tenían la manera de poder mantenerlos, si no era generando recursos con los mismos trabajando en las calandrias.

Los calandrieros no reciben apoyo alguno por parte del Ayuntamiento de Guadalajara. No tienen recursos económicos ni algún tipo de estímulo que les permita hacerse cargo de los caballos, pero sí recibieron la prohibición para poder continuar usándolos como se había hecho tradicionalmente en Guadalajara desde su fundación.

Lo que en un principio fue utilizado como medio de transporte, desde hace varias décadas, en Guadalajara es un atractivo turístico que está a punto de llegar a su fin.

Ahora las calandrias tendrán que ser eléctricas, y con la obligatoriedad de recibirlas en comodato de la administración pública, aunque en realidad son propiedad de una empresa particular -que coloca publicidad en los carros-; un servicio más que privatizó una de las administraciones del partido Movimiento Ciudadano.

“Me parece muy mal que nada más porque dicen que los caballos sufren mucho nos quiten de poder usar las calandrias, porque no tienen idea de lo que hablan”

Calandriero