Están Prohibidas, Pero Siguen Funcionando Como si Nada
Por Elizabeth Ríos Chavarría
A pesar de que su uso es ilegal y de vez en vez las autoridades llevan a cabo operativos para su decomiso y posterior destrucción, en la ciudad prevalecen las famosas máquinas tragamonedas.
Fáciles de usar, llamativas, con luces de colores y música, y postradas en tienditas de abarrotes u otros establecimientos de barrio, estas maquinitas se han convertido en un problema del que es difícil desprenderse, pues han demostrado ser adictivas y populares a lo largo de los años, pues siguen más presentes que nunca aun cuando están prohibidas en el estado.
Laura, encargada de una tienda de una abarrotera en Tlaquepaque, señala que estos aparatos siguen siendo la sensación entre chicos y grandes por igual, ya que al funcionar con un solo peso se hace bastante fácil que quien vaya por un encargo se entretenga en ellas unos minutos.
“Depende de la hora y el día (…), varía porque a la hora de la salida muchos niños la prueban, vienen y le echan sus pesos y aunque no ganan se van como si nada. Por la tarde o noche ya ves de todo, señores, muchachos y así”.
Si bien está consciente que están prohibidas, hasta donde ella sabe el dueño del negocio las renta porque hay un propietario de estas máquinas tragamonedas que cada ciertos días va recoger el dinero, por lo que la tienda se lleva una comisión a fin de habilitar su uso.
Farmacias, papelerías, tlapalerías o hasta negocios propios de fritangas cuentan con una, dos o hasta tres maquinitas tragamonedas que durante todo el día sirven de distracción de aquellos que, con ilusión, esperan poder llevarse algo de dinero, a pesar de que es más de lo que gastan.
“A veces te llevas 20 pesos, yo me he llegado a ganar 50, pero si le sumas creo que sí a veces terminas poniendo de más o quedas tablas si tienes suerte para recuperar lo perdido. No lo sientes tanto (la pérdida de dinero) porque si no te clavas nomás le echas unos pesos de vez en cuando y ya, pero pues hay de todo ¿no?, tengo vecinos que se la pasan aquí un buen ratote”, refirió ‘Sebas’, quien en la ferretería de su colonia en Guadalajara existen un par de estas maquinitas.
Los reglamentos municipales prohíben su uso, sin embargo, a decir de ciudadanos parece que o los operativos no son suficientes o simplemente las autoridades son omisas, pues su proliferación se mantiene activa a pesar de la adicción que puede generar en las personas y el dinero que roba por igual.