Investigación en el CUCiénega

Evalúan propiedades de la planta alteña del agrillo para combatir bacterias que dañan cultivosfrutos y que sus hojas se desechan,

Fotografía relevante a la nota.

La responsable del Laboratorio de Biología Molecular Vegetal del CUCiénega, doctora Araceli Rodríguez Sahagún, es quien ha emprendido estudios para extender la utilidad de dicha planta caducifolia, de la que sólo se suele aprovechar el fruto/Foto: Cortesía UdeG

Cerca de Arandas crece una pequeña fruta roja con un sabor dulce y refrescan­te que se consume en aguas frescas, paletas y postres: el agrillo (Rhus trilobata). Di­cho producto de temporada es tradicional en la región Altos Sur de Jalisco y, ahora, en el Centro Universitario de la Ciénega (CUCiénega) de la UdeG exploran las propie­dades antimicrobianas que se encuentran en las hojas de di­cha planta.

La responsable del Labo­ratorio de Biología Molecular Vegetal del CUCiénega, doc­tora Araceli Rodríguez Saha­gún, es quien ha emprendido estudios para extender la uti­lidad de dicha planta caduci­folia, de la que sólo se suele aprovechar el fruto.

“Estamos trabajando en una tesis de maestría don­de se utilizan extractos de la hoja para combatir algunos microorganismos que cau­san problemas agrícolas. Ya llevamos un avance en la ca­racterización de las hojas de agrillo y estamos por probar cuáles cepas de microorga­nismos agrícolas, fitopatoló­gicos, podemos atacar me­diante estos extractos”, dijo.

“Queremos atacar algunas de las enfermedades agrícolas más importantes de la región como la pudrición causada por Erwinia, bacteria que ata­ca principalmente al cultivo de agave y maíz. Se ha hecho un tamizaje preliminar, y en­tre los metabolitos que se han encontrado en la planta (que ayudarían a combatir las pla­gas) están taninos, cumarinas, antocianinas, fenoles, entre otras; tendríamos que ahon­dar más en el tema para saber cuáles moléculas son especí­ficamente las que ayudarán”, explicó Rodríguez Sahagún.

Dijo que de la planta de agrillo sólo se utilizan sus frutos y que sus hojas se des­echan, entonces, “puede ser la oportunidad de que ésta sea más cultivada en la zona frente a otros monocultivos que están proliferando en los Altos Sur como el agave. Ac­tualmente no es tan redituable cultivarla y buscamos que tenga un aprovechamiento completo”.

La académica, quien per­tenece al Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt (nivel I), añadió que el agrillo es una planta muy aromáti­ca, cuyo olor remite a alguna fruta con azúcar. “Estamos trabajando con ella porque es muy prometedora”.

Identifican bacterias que hacen resistir a las plantas de sequías

Otra línea de investigación novedosa que se trabaja en el CUCiénega es la utilización de productos de origen vege­tal y microorganismos consi­derados como bioestimulan­tes, para combatir el déficit de agua en los cultivos haciendo a las plantas más resistentes a las sequías.

Dichas bacterias pertene­cen a los géneros Pseudomo­nas, Acinetobacter, Serratia y Xanthomonas. Este proyecto partió de estudios para la me­jora genética de plantas de orégano, que suelen crecer en terrenos donde casi no llueve.

“Se hizo un estudio en los suelos para conocer la rique­za de microorganismos que poseen los suelos, que per­miten que el orégano crezca en un sistema de poca lluvia. Ya tenemos secuenciados y caracterizados a algunos de los microorganismos rizosfé­ricos, pudimos analizar que sí proveen a las plantas de una resistencia de baja precipita­ción pluvial”.

“Los hemos estado adicio­nando a cultivos comerciales como el maíz y el frijol, y les proporcionan características de resistencia muy promete­dores”, detalló Rodríguez Sa­hagún.

Además, se ha identifi­cado que, si se añaden tam­bién micronutrientes para las plantas como el manganeso, boro o calcio, se dota de más resistencia a los cultivos; lo que comúnmente se suele adi­cionar son fósforo, nitrógeno y potasio.

“Hemos visto beneficios en los rendimientos de las cosechas con el uso de estos micronutrientes, junto con cepas bacterianas”, externó la científica.

Recalcó que si bien dichos bioestimulantes y micronu­trientes no sustituyen a los agroquímicos, sí colaboran para que no se abuse de estos últimos. “Bajamos las con­centraciones de estos nutrien­tes y adicionamos los bioesti­mulantes, y disminuimos los costos de los fertilizantes. No los omite”, recalcó.

Avanza la mejora genética del orégano

Desde hace un lustro, en el CUCiénega han trabajado en proyectos para que las propie­dades medicinales del oréga­no incrementen, por medio de mejoras de sus rutas genéticas. Con ello, se ha logrado que plantas de orégano presenten mayores concentraciones de dos compuestos bioquímicos que le dan propiedades anti­microbianas, antimicóticas y antiinflamatorias: el timol y el carvacrol, que son elemen­tales en la producción de me­dicamentos.

“Ya tenemos el estudio de la secuencia del transcriptoma y podemos estar monitorean­do algunos genes del orégano para la producción de los me­tabolitos secundarios, que son de interés medicinal, y genes de respuesta a algún tipo de estrés que se le puede someter a la planta. El estudio nos da mucho campo de acción en la planta”, describió la investi­gadora.

Rodríguez Sahagún dijo que ya han producido plan­tas con características so­bresalientes en cantidad de dichos metabolitos (timol y carvacrol) y que sólo basta­ría lograr una vinculación con productores que comer­cializan la planta y empresas farmacéuticas que crean me­dicamentos.

“Los productores agrí­colas son la primera línea y que con estos oréganos (con más propiedades medicina­les) ellos tengan la posibili­dad de tener una producción suficiente para las empresas”, concluyó.