Son los que Mejor se Adaptarían al Cambio Climático

Especialistas de la UdeG Piden a las Autoridades Locales y Federales Proteger Estos Ecosistemas de Monocultivos de Aguacate y Agave, Además de Combatir la Tala Ilegal

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os bosques tropicales son los ecosistemas que podrán resistir mejor los efectos del cambio climático y el calentamiento global, debido a su capacidad de aguantar grandes periodos sin lluvia y absorber dióxido de carbono (CO 2), destacó el Coordinador de Investigación, y académico del Departamento de Ecología y Recursos Naturales del CUCSur, Ramón Cuevas/Fotos: Cortesía UdeG

Especialistas de la Universidad de Guadalajara (UdeG) urgieron a las autoridades federales y locales a proteger los bosques tropicales, puesto que son los ecosistemas que podrán resistir mejor los efectos del cambio climático y el calentamiento global, debido a su capacidad de aguantar grandes periodos sin lluvia y absorber dióxido de carbono (CO2).

El Coordinador de Investigación, y académico del Departamento de Ecología y Recursos Naturales del Centro Universitario de la Costa Sur (CUCSur), doctor Ramón Cuevas Guzmán, declaró que estos bosques son estacionalmente secos porque pueden aguantar entre cinco y ocho meses del año sin lluvia y las altas temperaturas, un escenario similar a lo que se prevé en los próximos años.

“Ante una mayor temperatura y aridez hay que recordar que estos bosques surgieron ante condiciones de incremento de temperatura y disminución de lluvia. Si tenemos especies que pudieran adaptarse al cambio climático, las vamos a tener precisamente en estos tipos de bosques. Estudios ecofisiológicos que estamos realizando en la costa nos hablan de una adaptación impresionante de las especies, si no todas, muchas sí podrían resistir”, dijo.

El profesor del Departamento de Producción Forestal, del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), maestro Antonio Mora Santacruz, afirmó que, además, estos bosques ofrecen los llamados servicios ambientales (que tienen que ver con su función en el equilibrio del planeta), relacionados no sólo con ser proveedores de agua a las comunidades y espacios para la absorción de agua de lluvia, sino que son una esponja para capturar el CO2 generado por la actividad humana e industrial.

También ofrecen, a quienes viven alrededor, desde especies de árboles maderables hasta un centenar de especies de hojas, frutos, resinas, fibras, ceras y hongos, que son usadas en la construcción, artesanías, gastronomía y medicina tradicional.

El territorio de Jalisco tiene zonas con este tipo de bosques tropicales con diversas características, tanto en zonas costeras como en el Norte o en zonas más al Sur y Centro de la entidad, por lo que es importante protegerlos de amenazas como la tala, los desarrollos turísticos, la agricultura y los monocultivos de aguacate y agave, advirtió Mora Santacruz.

“En los últimos años se ha visto más vulnerable este tipo de bosque; hay una tendencia de que tanto en los bosques tropicales como los templados hay una presión muy fuerte sobre lo agrícola y agropecuario; vemos en los bosques templados cómo está creciendo la frontera por el establecimiento de las huertas de aguacate, muchas áreas con cultivo de agave para el tequila; en la Costa de Jalisco por mucho tiempo lo ganade­ro le ha ganado mucho terre­no”, explicó.

De acuerdo con la Secre­taría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, 62 por ciento de la superficie de Jalisco en 2013 era de tipo forestal, mientras que 40 por ciento tenía vegeta­ción tropical, aunque esto tendría que ser actualizado, pues la tasa de deforesta­ción es de cerca de dos por ciento anual, es decir, que la tala y los aprovechamientos ilegales acaban con 39 mil hectáreas cada año.

Añadió que hace falta una aplicación más estricta de la normatividad en cuanto a la implementación de cultivos sustentables que eviten el daño a este ecosistema y pro­voquen la erosión de sus sue­los y, por ende, la afectación a la flora y la fauna.

“Los más vulnerables han sido los bosques. La fronte­ra agropecuaria y agrícola le gana terreno a la selva y al bosque, y falta mucho traba­jar en aplicar la normatividad para proteger parte de estas áreas; son zonas sujetas a mucha presión, para cultivos agrícolas y desarrollos de otros tipos. Se ha observado que en los hábitats fragmen­tados, el flujo de flora y fauna sí son afectadas, disminu­yen, son más vulnerables. No dudo que sí tengan efec­tos a corto, mediano y largo plazos esta disminución de hábitats en la funcionalidad de los ecosistemas”, afirmó Mora Santacruz.