“Por tres mil pesos acabé pagando más de 20 mil”

Por Rafael Hernández Guízar

Fotografía relevante a la nota.

Aplicaciones para los teléfonos recolectan los datos biométricos de las personas, luego hacen que los interesados llenen un contrato en el que aceptan los términos y condiciones para pagar intereses sumamente altos, señalan afectados/Foto: Cuartoscuro

Serios problemas de es­tafas y abusos cometidos por plataformas que prestan dinero a través de Internet, denunciaron ciudadanos muy molestos.

Desde financieras que ofrecen sus servicios, has­ta empresas de transporte y entrega de comida y paque­tería a domicilio, que igual­mente prestan dinero, han abusado de los ciudadanos según se denunció ayer a Página 24.

“Yo tuve un problema muy fuerte con una empresa que me prestó por internet, se llama paguitos, porque saqué tres mil pesos, y acabé pagan­do más de 20 (mil), y pues es una burla lo que hicieron, yo digo que algo deberían de hacer los del gobierno, es un abuso sinceramente, y uno se queda solo, sin ayuda”, des­tacó Manuel Ramírez, uno de los ciudadanos entrevistados.

Y es que la oferta va desde ofrecimientos que se dan por parte de las tiendas de con­veniencia, hasta aplicaciones para los teléfonos, mismas que una vez que se bajan a los dispositivos, recolectan los datos biométricos de las per­sonas, tales como las huelas digitales, el rostro y hasta el iris, hacen qué los interesados llenen un contrato en el que aceptan los términos y con­diciones para pagar intereses sumamente altos.

La situación debería estar regulada por parte de la Con­dusef (Comisión Nacional de Defensa de los Derechos de los Usuarios de Servicios Fi­nancieros) y por las mismas autoridades en general, sin embargo, las mismas brillan por su ausencia.

Y de hecho los daños van más allá, puesto que hay personas a las que incluso les han solicitado el acce­so a los datos del teléfono con lo cual algunas empre­sas han incluso publicado sus fotografías cuando estos llegan a ser morosos.

Lo anterior supone un grave daño a la privacidad de las personas y pese a que éstas hayan dado su con­sentimiento incluso sin ser conscientes de ello, cons­tituye un delito por la pro­tección de datos personales, así como por el daño moral que se causa generalmente por dichas empresas.

De esto, le estaremos dan­do cuenta en próximas publi­caciones.