Otro factor es la vida cotidiana: investigador del CUCBA
Sugieren a padres y madres limitar el acceso a Internet y redes sociales a niñas, niños y adolescentes, el sector más vulnerable a este tipo de adicción
La genética podría desencadenar adicción a estar conectado a Internet y a las redes sociales, una práctica cada vez más común y que es igual de dañina que el apego a las apuestas, el trabajo, el alcohol u otras sustancias nocivas, afirmó el doctor Juan Carlos Salazar Sánchez, académico del Departamento de Biología Celular y Molecular, del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) de la UdeG.
“Se preserva en ciertas personas que tienen una carga genética para desarrollar adicciones en general; podemos decir que tenemos una lotería genética que puede predisponer a algunas personas más que otras, pero también las condiciones sociales y culturales terminan de detonar un tipo de adicción”, explicó.
En los últimos años Internet se ha convertido en una herramienta para trabajar, estudiar, estar informado y comunicarse con otras personas, por lo que se volvió común estar “conectado” todo el día, ya sea mediante las plataformas web o por redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter, Whatsapp o en las aplicaciones de citas.
Esta sobrexposición genera reacciones cerebrales mediante un circuito de recompensa en el que cada interacción libera dopamina, lo que hace que el cerebro quiera repetir la dosis.
“Tanta exposición a ese tipo de tecnologías conlleva un riesgo porque tenemos un circuito de recompensa que nos genera placer cuando desarrollamos ciertas actividades; cuando estamos frente a Internet nuestro cerebro inmediatamente va a buscar repetir esas experiencias placenteras y lo hace normalmente sin límites; por lo tanto, de manera inconsciente buscamos estar más tiempo en una red social, en una página de juegos o incluso de pornografía, pero a la larga en nuestro cerebro se van generando cambios tanto la estructura como en la función”, dijo.
Estos cambios pueden traducirse en modificaciones en los ritmos de descanso, niveles mayores de estrés, más irritabilidad; síntomas que alertan que el problema se está saliendo de control.
El especialista agregó que los niños y adolescentes son más propensos a desarrollar adicción a la tecnología, no sólo porque su cerebro está en desarrollo, sino también porque son generaciones nativas digitales a las que se les facilita la interacción mediante estas herramientas, a diferencia de las generaciones de mayor edad.
“Las consecuencias las vamos a ver más adelante. A partir de los años 2000 todas las generaciones crecieron con Internet, todavía vamos a ver más adelante sus consecuencias. En este caso se incrementa el riesgo de generar adicción porque generaciones anteriores no tenían ese acceso que actualmente es prácticamente ilimitado; en otro momento Internet se usaba principalmente a través de computadoras, y ahora está en la palma de tu mano, prácticamente cualquier celular puede conectarse a Internet y el acceso a celulares es en todas las edades”, detalló.
En esto incide también el control parental, pues a mayor vigilancia y restricciones menor será el riesgo de que se enganchen con la tecnología, por lo que Salazar Sánchez sugirió a los padres y madres generar estrategias para que niñas, niños y adolescentes tengan horarios para poder estar conectados, y que tengan espacio para otro tipo de actividades recreativas y a un descanso adecuado.