Por su aporte en varios rubros de la sociedad: Diputados

Por Elizabeth Ríos Chavarría

Fotografía relevante a la nota.

El sacerdote José Rosario Ramírez Mercado, conocido como “Padre Chayo”, fue un personaje que incidió de forma positiva en la vida de miles de personas; se le recuerda por su entrega al servicio de los demás/Foto: Cortesía

Por la labor que realizó a lo largo de los años, ayer en el Congreso de Jalisco se en­tregó un reconocimiento post mortem al padre José Rosario Ramírez Mercado, también conocido como ‘padre Cha­yo’.

Impulsado por la diputa­da local María Padilla Romo (Morena), durante este reco­nocimiento se habló de los aportes literarios, el liderazgo y la formación humanística que incentivó el padre en sa­cerdotes y futbolistas que a su vez destacaron o influyeron en varios rubros de la socie­dad de Jalisco.

“Él impactó de manera po­sitiva en la vida de innumera­bles personas y quisiéramos que todos estuviéramos aquí arriba, en este escenario, para presenciar la entrega de este reconocimiento post mortem que honra sus aportes litera­rios, su liderazgo y la forma­ción humanista. Fueron casi 70 años en los que entendió claramente lo que era entre­garse al servicio de los de­más”, expresó la morenista.

Con la presencia de fa­miliares y amigos, así como otras personalidades, el reco­nocimiento fue recibido por María José y Teresa Gutiérrez Ramírez, sobrinas del padre Chayo, en tanto que el padre Jesús Feregrino Salas, de la Arquidiócesis de Guadalajara, no dejó de mencionar el trato sincero con los seminaristas que dejó una gran huella difí­cil de borrar.

“Tuve la dicha de ser alumno del padre Chayo en mi época maravillosa de la preparatoria y de él se pueden decir muchas cosas, sin em­bargo, su trato sincero, trans­parente para con los semina­ristas siempre dejó una huella imborrable y sobre todo por la disciplina. Qué hermoso es reconocer las virtudes y los talentos de una persona, que el tiempo nos permita seguir honrando la memoria de todas aquellas personas que nos han hecho el bien. Que el paso de los años no impida que siga­mos recordando al padre Cha­yo, que su legado siga dando mucho fruto en todos los am­bientes”.

Por su parte el cronis­ta de Jalostotitlán y sobrino del padre Chayo, Luis Jesús Ramírez Jiménez, destacó al homenajeado como una per­sona que sabía perfectamente evangelizar de las puertas del templo hacia afuera, guiando a sus fieles con sus consejos en los jardines, clubes, en su auto, en las calles o en su cuarto de seminario, porque esa era su vocación.

“Qué grato haber tenido la dicha de conocer a una perso­na de gran calado y con pro­pósito en la vida. Y es que vi­vir con propósito es una de las grandes decisiones de la vida. En nombre de la familia es­tamos gratamente honrados, de nuestro tío quiero destacar puntos que lo hicieron un per­sonaje singular: seminarista inquieto y a la vez con una inteligencia brillante, hábil para las relaciones humanas, sacerdote entregado de ora­ción. Ligó perfectamente en su vida lo espiritual con el don de hacer”.