Considerado uno de los máximos exponentes del séptimo arte mexicano

Por Rodrigo Hernández López

Marzo 11, Ciudad de Méxi­co (apro).- Ignacio López Tar­so, considerado como unos de los máximos exponentes actorales del país, murió este sábado 11 de marzo a la edad de 98 años. Nació el 15 de enero de 1925 y tuvo su primer acercamiento con el mundo artístico a los 8 años, cuando sus padres lo llevaron a ver una función del teatro de carpa.

En su juventud quiso ser sacerdote y estudió en el Se­minario Mayor de Tlalpan, donde tuvo como maestro al obispo Sergio Méndez Arceo, en 1948. Al concluir esa década, tomó clases en la Academia de Arte Dramá­tico del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), con el dramaturgo Xavier Villau­rrutia.

Cuando ingresó a la Es­cuela de Teatro de Bellas Artes en 1949, fue alumno de Salvador Novo, Celestino Gorostiza, Clementina Ote­ro, Fernando Torre Laphane y Francisco Monterde.

Su debut en escenarios histriónicos ocurrió en 1951, con Nacida ayer, para lograr; posteriormente, papeles más importantes en obras como Las mocedades del Cid, Juan Pérez Jolote, Moctezuma II o La Celestina. Sobre todo, se afianzó con los roles de Cyrano de Bergerac, El rey se muere, Edipo rey y Otelo.

Con el papel protagonis­ta de la obra Moctezuma II, de Sergio Magaña, alcanzó el reconocimiento profe­sional y desde entonces se convirtió en un actor impres­cindible en las obras de Emi­lio Carballido, Luisa Josefina Hernández y Magaña.

Las apariciones de López Tarso en telenovelas con tema patriótico le brindaron fama (La sombra del caudi­llo, La tormenta, Senda de Gloria), y la pantalla grande proyectó su cotizada imagen en cintas como El hombre de papel, Macario, La vida inútil de Pito Pérez y Nazarín, de Luis Buñuel.

Otra de sus grandes ac­tuaciones en cine fue en Los albañiles, dirigida por Jorge Fons en 1976, sobre una novela y obra teatral de Vicente Leñero, cofundador de Proceso, al lado de otras luminarias de renombre: Ka­thy Jurado, David Silva, José Alonso, José Carlos Ruiz y Jaime Fernández.

Entre los directores con los que trabajó en cine se encuentran Luis Buñuel, Ro­berto Gavaldón, Ismael Ro­dríguez, Julio Bracho, Luis Alcoriza, Jorge Fons, John Huston, Miguel Sabido, y Alan Jonsson.

Interpretó en teatro más de 100 obras como Edipo Rey de Sófocles, Hipólito de Eurípides, Macbeth, Otelo, y El Rey Lear de Shakespeare, Cyrano de Bergerac, Drácula, Edipo en Colofón de Sófocles, Cartas de Amor, El Alcalde de Zalamea de Calderón de la Barca, La Pareja Inolvidable de Niel Simon, 12 Hombres en Pugna, El de la Triste Fi­gura, Macario, Elsa y Fred, La Tempestad, El Cartero “il Pos­tino”, y Aeroplanos.

Fue dirigido por Xavier Rojas, Salvador Novo, Celes­tino Gorostiza, Álvaro Custo­dio, Ignacio Retes, Seki Sano, Alejandro Jodorowski, y José Solé.

Participó en varias series históricas de televisión, como El derecho de nacer (1981) o Senda de Gloria (1987), am­bientadas en la Revolución Mexicana.

A su trayectoria artística se suma la sindical y polí­tica, en la que desempeñó cargos como el presidente del Consejo Directivo de la A.N.D.I. de 1980 a 1984. Fue secretario General de la Asociación Nacional de Ac­tores de 1986 a 1990 y del Sindicato Gremial de Direc­tores de Cine y Similares de la R.M. Diputado federal de la LIV Legislatura por el 8° Distrito Electoral del D. F., de 1988 a 1991 y miembro de la Comisión de Radio, Televisión y Cinematogra­fía del Distrito Federal y de Cultura.

Fue galardonado en dos ocasiones con el Premio “Golden Gate” a mejor actor, la primera por su trabajo en El hombre de papel (1963), de Ismael Rodríguez y la se­gunda por Macario (1960), de Roberto Gavaldón.