Método alterno de reconocimiento a las pruebas de ADN

Por Gloria Reza M.

Fotografía relevante a la nota.

En Jalisco más del 50% de los hombres y las mujeres reportados como desaparecidos tenían al menos un tatuaje. Científicos alemanes proponen clasificar los tatuajes con palabras claves para identificar los cuerpos con mayor rapidez/Foto: Octavio Gómez

(apro).- Un estudio que realizaron científicos alema­nes en el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) reveló que la mayoría de los cuerpos sin reconocer tienen tatuajes, lo cual facilitaría su reconocimiento.

Datos del Registro Na­cional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas indican que en el país el 17% de los hombres denunciados y casi el 7% de las mujeres están tatuados.

En Jalisco, las cifras están por encima del promedio na­cional. Según datos obtenidos por los científicos alemanes Franziska Holz y Christopher G. Birngruber, más del 50% de los hombres y las mujeres reportados como desapare­cidos tenían al menos un ta­tuaje.

Por ello, plantearon al IJCF clasificar los motivos o temas de los tatuajes con pa­labras claves para identificar los cuerpos con mayor rapi­dez, y no insistir en las prue­bas de ADN que son costosas, “consumen mucho tiempo y demoran varios meses en complementarse”.

Además, recalcan que aún no existe una base de datos nacional de ADN para com­parar perfiles de personas desaparecidas y cuerpos des­conocidos, sin dejar a un lado que los laboratorios están so­brecargados.

El estudio

De septiembre de 2019 a marzo de 2020, los especialistas evaluaron 2 mil 45 cadáveres que tenían de 10 a 89 años, y encontraron que casi la mitad tenían tatuajes, en su mayoría se los coloca­ban en lugares visibles como cabeza, cuello, antebrazos y manos.

De los 936 cuerpos con al menos un tatuaje, 438 corres­ponden a hombres y el resto a mujeres. El cuerpo tatuado más joven que localizaron corresponde a un joven de 15 años, y el mayor a una mujer de 87 años.

Los masculinos se tatua­ban con mayor frecuencia en hombros, la parte superior de los brazos, seguidos de los an­tebrazos, las manos y el torso. Mientras que las femeninas se tatúan mayormente en an­tebrazo, manos, seguidos de torso y piernas.

En su estudio publicado en el portal Spring Nature, los especialistas proponen establecer palabras claves con base en los tatuajes más comunes de los fallecidos au­topsiados y asignar 11 grupos a los tatuajes; por ejemplo, le­tras y/o números, planta, ani­mal, objeto, fantasía, símbolo religioso, etcétera.

Ejemplifican que si los familiares reportan que su desaparecido tenía una rosa, y en la hoja de la autopsia se describe que es una flor, pue­de pasar por alto “una coin­cidencia existente si sólo se compara el texto”, por lo que propone que la clasificación sea planta.

Aclaran que la utilidad del tatuaje como una herramienta para la identificación depende de la disponibilidad y calidad de los datos ante mortem y post mortem.

También, consideran “esencial una cooperación eficaz entre las autoridades investigadoras y las ciencias forenses” para identificar más rápido a los cadáveres.