Y poner alumbrado público: Habitantes

Por Rafael Hernández Guízar

Pésimas condiciones presen­tan las calles de la colonia Agua Blanca Industrial, en Zapopan, están casi destruidas la mayoría de las vías y no hay respuesta del ayuntamiento.

Esta colonia que se ubica al sur de la ciudad, limita con la avenida López Mateos, una de las avenidas más transita­das de la zona metropolitana de Guadalajara, y por más que han pedido los vecinos al ayuntamiento que haya arre­glos, la respuesta es siempre la misma: Ninguna.

“Están bien feas, pero siempre han estado así, y pues ni pasa nada, aquí han venido a prometer y prometer pero nomás nada, no pasa nada”, dijo muy molesta Esther Gar­cía, una de las vecinas entre­vistadas.

“Pues es que si vinieron de con el presidente que está aho­rita, de con el Frangie (Juan José Frangie Saade, el presi­dente municiap de Zapopan), y nos prometieron que dizque iban a poner la luz en la ca­lle (componer las luminarias) porque las lámparas no pren­den, es más ni hay, luego, que disque iban a arreglar porque como aquí es de tierra y de piedra en algunas calles, que dizque iban a empavimentar –sic– (pavimentar), y que diz­que iba a estar bien bonito y nada, y pues a uno sí le da tris­teza porque siempre ha estado bien feo y como se llenó aquí de fábricas pues a ellos tam­poco les importa porque ellos pues traen camiones grandes y con esos meten y sacan sus cosas que hacen, jodido uno que tiene que caminar por la tierra”, agregó la entrevistada.

La mayoría de las calles de esta colonia están prácti­camente destruidas; llenas de agujeros, incluso hay baches en el empedrado, huecos en la tierra que en tiempos de lluvias hacen socavones hundimien­tos que luego son rellenados por los mismos vecinos pues ni de parte del ayuntamiento ni del Sistema Intermunicipal de los Servicios de Agua Po­table y Alcantarillado (SIA­PA) acuden a su llamado.

Por ello, el llamado fue al alcalde zapopano, al que solicitaron que arreglen las vialidades, que al menos, les ayuden a colocar asfalto pues el empedrado es sumamente deficiente, igual que el alum­brado público.