Ratas aprovechan para hacer de las suyas: Vecinos

Por Rafael Hernández Guízar

Zapopanos reclamaron a su alcalde la inseguridad que se vive a diario en el corredor habitacional de la carretera a Colotlán.

Desde robos y agresiones, hasta choques y “levantones”, hay violencia constante en este lugar ubicado al norte del municipio donde según habi­tantes entrevistados por Pá­gina 24, la policía es inca­paz de brindarles seguridad.

“Pues que hay muchos ro­bos, y más por la noche porque no hay alumbrado, no sirven las pocas lámparas que hay, no prenden, y eso pues hace que hagan lo que les da la gana los ratas”, denunció Esther Larios, una de las entrevistadas ayer por este reportero.

Y siguió: “No todos tene­mos la oportunidad de tener un carro; por ejemplo, yo vivo aquí en Molinos, y a veces el camión en el que me tengo que venir me deja aquí en la entrada y por aquí han asalta­do a varias de mis conocidas y pues claro que anda una con el Jesús en la boca (preocupa­da), pues cómo no”, dijo.

Otra de las entrevistadas, destacó que un familiar suyo fue interceptado en la carretera a Colotlán casi de madrugada, amedrentada y asaltada. Por temor a represalias, ni siquie­ra lo denunciaron pues según dijo, se trata de un grupo delic­tivo que opera en la zona.

Jaime, otro de los entrevis­tados, habitante del fracciona­miento Valle de los Molinos, indicó que hace una semana fue víctima de robo y la poli­cía municipal lejos de ayudar­le, le hicieron pasar “un mal rato”, dijo.

“No llegaron a tiempo, lle­garon hasta las mil quinientas, y ya para qué, ya nomás para hacerme perder el tiempo por­que me preguntaban cada cosa que sabes, pura pérdida de tiempo, y ya de plano mejor me fui, ya comprobé que no son muy útiles que digamos, pues ya qué”, lamentó.

Ciudadanos exigieron a su alcalde Juan José Frangie la instalación de cámaras de vi­deovigilancia en dicha carre­tera, pero además la presencia constante la policía municipal, que pese a tener un cuartel en uno de los fraccionamientos que están ubicados por dicho corredor, no logran tener ca­pacidad de reacción ante la comisión de delitos.