Comparten sus trágicas experiencias en la FIL

(apro).– Los activistas Cecilia Flores, Julián LeBa­rón y el sacerdote Jesuita Ja­vier Pato Ávila, tras compar­tir sus trágicas experiencias, coincidieron en señalar que carecen del apoyo de las au­toridades estatales y federa­les, y que en este país impera la impunidad.

Cecilia Flores Armenta, líder y fundadora de Madres Buscadoras de Sonora, co­mentó que “tenemos unos go­biernos apáticos, insensibles, burocráticos, que en lugar de apoyarnos nos inhiben las búsquedas”.

Lamentó que el mandata­rio de Jalisco, Enrique Alfaro, piense que las personas des­aparecen por voluntad propia, y calificó a su gobierno como el peor. Recordó que cuando conoció a Alfaro, el goberna­dor se puso a sus órdenes en la búsqueda de desaparecidos, pero después les quitó el apo­yo.

Consideró que las amena­zas de muerte que ha tenido provienen de las autoridades, puesto que los grupos orga­nizados no se meten con las mujeres que “no les deben”.

“No tengo miedo a morir, porque muerta vivo desde que perdí a mi primer hijo”, apun­tó. Desde hace siete años, Ceci Flores busca a dos de sus hijos que desaparecieron en diferentes fechas.

Julián LeBarón mencionó que en junio de 2009, la co­munidad de Galeana acudió afuera de palacio de gobier­no de Chihuahua para exigir la liberación de su hermano Eric, quien fue secuestrado. El hombre fue liberado, pero en represalia por el movimiento dos de sus familiares fueron asesinados un mes después. En noviembre de 2019, pade­ció el asesinato de otros nueve miembros de su familia, entre ellos seis menores de edad.

“Como lo que nos plati­ca Cecilia, (la seguridad) es un fracaso absoluto y total, la impunidad es del 100%”. Refirió que por el asesinato de los nueve integrantes de su familia a la fecha no hay nin­gún sentenciado.

Consideró que con la “uni­dad de los asesinados en este sexenio, tenemos suficientes personas como para poner de rodillas a cualquier autoridad de nuestro país”.

En su estado, Chihuahua, dijo que la policía del no­roeste es peligrosa, pues des­aparecen personas y son “los brazos de las organizaciones criminales”.

En tanto, Ávila, quien ra­dica en la sierra Tarahumara desde 1975 y es cofundador de la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos, reiteró que “los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos”.

Esta frase la mencionó du­rante la misa de cuerpo pre­sente, luego del asesinato de los padres Javier Campos y Joaquín Mora en Cerocahui, Chihuahua, en junio pasado.