Antigua zona del calzado, hoy en franca decadencia
Por Rafael Hernández Guízar
Comerciantes y vecinos de la calle Esteban Alatorre, al oriente de Guadalajara, reclamaron el abandono del ayuntamiento tapatío.
Por esta zona, antes había una gran cantidad de comercio, era la denominada zona del calzado, ubicada en la colonia La Perla de esta ciudad capital, donde ahora sólo hay abandono, suciedad y delincuencia, y claro, mucho excremento y orina por donde quiera.
“Mire, aquí hay muchos problemas, hay mucha inseguridad y además, pues el gobierno no nos hace caso, aquí ya se acabaron los comercios porque la gente ya no viene, ya no es rentable aquí, no hay paso de gente para venir a comprar, y antes era muy bueno, había mucho negocio aquí, pero ya se acabó, por lo mismo de que abandonaron los locales por la inseguridad, por la sociedad, y sobre todo porque nos dieron en la torre con una obra que duró tres años, pues todo se acabó”, dijo uno de los entrevistados.
Poco a poco se fue muriendo la zona del calzado, y en general los comercios se quedaron sin clientes.
Pese a las muchas ocasiones en las que los comerciantes pidieron al ayuntamiento tapatío apoyos para que se promocionara la zona, la respuesta fue siempre la misma: Ninguna.
“Pues nos dieron en la torre como le digo, una obra que para hacer más chica la calle, porque hicieron más grandes las banquetas, y eso nos acabó, se llevó todo, pues tres años quién los aguanta; y otra cosa, aquí a unas cuadras dejan que se pongan tianguis, que la gente venda zapatos y productos de otros países, pues yo sé que el sol sale para todos, pero no así, no es justo esto, por eso se acabó aquí”, siguió el molesto comerciante.
Y aunque en repetidas ocasiones pidieron que se les dieran al menos apoyos para poder pagar la renta y los servicios, la respuesta fue la misma, ninguna otra vez.
La zona luce devastada, y además los comerciantes enfrentan un grave problema por la presencia tan grande de indigentes que utilizan la calle como baño público.
Es común toparse con olores fétidos que se desprenden de las paredes y el piso manchados ya por la orina.
Desesperados por vivir de esta manera, los comerciantes exigieron al alcalde Pablo Lemus que se haga presente en este sitio para que se pueda rescatar lo que alguna vez fue un foco comercial de gran importancia.