Ya no nos compran como antes, lamentan bolilleros

Por Rafael Hernández Guízar

Fotografía relevante a la nota.

Por las condiciones climáticas de GDL, el sabor y consistencia del birote salado es único, lo cual sigue haciendo de esta ciudad la capital nacional del birote. Sin embargo, son los habitantes de otras regiones los que más aprecian esta peculiaridad/Foto Francisco Tapia

Se va acabando poco a poco la tradición de los boli­lleros en la central camionera vieja de Guadalajara, cada día venden menos y algunos piensan en desistir de este oficio.

Los bolilleros recuerdan con anhelo, los viejos tiem­pos en los que se vendían hasta 60 piezas de los más grandes bolillos salados que llegaban a medir más de un metro, ahora, con trabajos sale para los gastos.

“Ya no es igual que an­tes, gracias a Dios sí se sigue vendiendo, aunque es gente de otros estados los que si­guen viniendo, eso es lo que nos ayuda a seguir, viene gente de Mazatlán, de Sina­loa, de Nayarit, y es que allá no se hace igual, no queda así de dorado como aquí, la gen­te pues lo busca para la torta ahogada, antes era un tamaño más grande, ahorita mide ape­nas el metro, mi abuelo que en paz descanse, me comentó que era más grande, mucho más grande”, dijo uno de los biroteros entrevistados.

Y es que son pocos ya los tapatíos que acuden a este si­tio a comprar el bolillo, sin embargo, ellos tratan de no subir los precios para que sean accesibles, de hecho, en promedio, es mucho más accesible un birote de estos que los que se compran en las tiendas de abarrotes, pues el precio del más grande es de apenas 60 pesos.

“Es que las nuevas genera­ciones no conocen muy bien esto, la gente de antes venía más. Este birote tiene un sa­bor diferente, es un poco más dorado, un poco más salado, y aquí pues trabajamos los dos, el fleima y el salado, que es el salado el que más se llevan por las tortas ahogadas, pero también la gente busca mu­cho el fleima para los molle­tes. Este birote es muy dife­rente al que se hace en otros estados”, agregó.

Y es que a decir de este bolillero, es justo en Guadala­jara donde el clima es lo que beneficia para que a diferen­cia de cualquier otra parte del país, el sabor y consistencia del birote salado sea único, lo cual sigue haciendo de esta ciudad la capital nacional del birote, pero sorpresivamente, son los habitantes de otras re­giones los que más aprecian esta peculiaridad.

Por cierto, que a decir de los bolilleroes, sería bueno que las autoridades, no dejen perder esta tradición, por lo cual, hicieron un llamado a que miren hacia ellos, y sea a través de la promoción del ayuntamiento como se haga algo para evitar la erradica­ción de una tradición única y muy representativa de la anti­gua central camionera.