Hace huelga de hambre afuera del Centro de Justicia para las Mujeres

Por Elizabeth Ríos Chavarría

Fotografía relevante a la nota.

“Como bien saben llevo más de seis meses en un proceso desgastante de denuncias a mi agresor, que es un policía en activo de Zapopan, el cual él mismo se ha jactado de estar protegido por todas estas autoridades”, denunció Marely Romero, quien exigió a las autoridades lo separen del cargo en tanto se resuelven las denuncias/Foto: Elizabeth Ríos Chavarría

Porque teme ser una cifra más de feminicidio, la exa­gente de la Fiscalía Especia­lizada en Personas Desapare­cidas, Marely Romero, exigió a autoridades de Zapopan el dejar de proteger a su agresor, quien es policía activo de la comisaría municipal; no deja­rá de alzar la voz hasta conse­guir justicia.

Ayer, a las afueras del Centro de Justicia para las Mujeres, Marely dio cuenta de cómo cumplió seis días de huelga de hambre (en el Centro Integral de Servicios de Zapopan) para exigir una audiencia con el alcalde za­popano, Juan José Frangie, a quien le pide que suspendan a su agresor en tanto se resuel­ve el caso que ella lleva en su contra por amenazas, lesiones y tentativa de feminicidio.

Mencionó que son varias denuncias las que ya ha pre­sentado en contra de su expa­reja –y que ya prepara otras más–, por lo que espera que las carpetas de investigación se integren como correspon­den, sobre todo porque hasta el momento no ha presencia­do igualdad jurídica para en­frentar su caso.

“Como bien saben llevo más de seis meses en un pro­ceso desgastante de denuncias a mi agresor, que es un policía en activo de Zapopan, el cual él mismo se ha jactado de estar protegido por todas estas auto­ridades. Llevo 141 horas en ayuno, seis noches en el quin­to piso del Centro Integral de Servicios de Zapopan y no he sido atendida por el presiden­te. Mi principal demanda es el cese de este elemento para tener igualdad jurídica”.

Añadió que ha recibido ciberacoso y que tuvo que re­gresar el pulso de vida, porque ello solo era pretexto para que su agresor la tuviera ubicada. Y recordó también que auna­do a las amenazas y agresio­nes que ha sufrido, se enfren­tó al despido como exjefa de grupo de la Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas en mayo pasado, al señalar que su expareja se adjudicó esta acción, por lo que teme ser una cifra más en feminicidios ante la indolencia de las auto­ridades.

“No quiero ser una cifra más de feminicidio en Jalis­co, y por eso estoy alzando la voz hoy y no quiero que una vez muerta se me siga cri­minalizando (…). Como víc­timas no tenemos que llegar hasta estos extremos para ser escuchadas. Esto se tiene que hacer conforme a protocolos. La ley dice que él (mi agre­sor) debe de estar fuera de sus funciones en lo que resuelve sus asuntos legales y no ha sido así. Esa es mi queja”.