Es indispensable realizar estudios para conocer la vulnerabilidad de las urbes: experto

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Elaborar reglamentos generalizados es un error, explicó en rueda de prensa el doctor Ricardo García de Alba, profesor investigador del Centro Universitario del Sur (CUSur) de la UdeG/Foto: Cortesía UdeG

Los sistemas de alerta sísmica deben de ir acom­pañados de un trabajo de es­tudios y caracterización del territorio, su zonificación, incluyendo elementos que puedan generar reglamentos de construcción por áreas, ya que cada zona tiene con­diciones distintas, entre otras acciones.

Esto lo expresó en rueda de prensa el doctor Ricardo García de Alba, profesor in­vestigador del Centro Uni­versitario del Sur (CUSur) de la UdeG, quien agregó que no se puede hacer un reglamento para toda una ciudad cuando necesitamos estudios que permitan saber el comportamiento de acele­ración, mecánica de suelos, de tipo de construcción y estructura, porque elaborar reglamentos generalizados es un error.

“Debemos saber dón­de estamos sentados, cuáles características geológicas, tectónicas tiene nuestro territorio; cuáles son las zonas con materiales más sólidos y cómo se comportan estos materiales en los movimien­tos sísmicos. Tener un siste­ma para la gestión del riesgo, porque no tenemos mapas de riesgo”, subrayó.

El académico explicó que se tiene que preparar a la ciu­dadanía, tener planes de mi­tigación, contingencia; a los simulacros en ocasiones no se les da la importancia, y no existen en las ciudades zonas de resguardo y rutas de eva­cuación.

“No existe una estructura que debería salvaguardar la vida de las personas. Para que la gente reaccione de manera adecuada, la alerta sísmica o cualquier alerta es un ele­mento complementario. Es necesario identificar el mayor peligro y cuáles acciones po­demos realizar en materia de prevención, generando una estrategia y una política de prevención”, indicó.

La doctora Rocío Casti­llo Aja, profesora investiga­dora del Departamento de Geografía y Reordenación Territorial, del Centro Univer­sitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), ex­plicó que los sismos no se pue­den predecir, ya que predecir significaría decir qué localiza­ción, en qué tiempo y de qué magnitud; además, el nivel de complejidad que producen es­tos fenómenos no permite ha­cer predicciones.

Dijo que en materia de tsunamis cuentan con una red de estaciones mareográ­ficas que miden las pertur­baciones en el mar, lo que ayuda a comprender este fenómeno derivado de un sismo y a estar alertas.

“Qué tipo de estudios te­nemos que realizar para com­prender mejor los escenarios sísmicos. Sabemos que ocu­rrió un gran tsunami en 1932 en una zona que en esa época era poco poblada, pero ahora estamos viendo que hay gran­des proyectos de asentamiento turístico en toda la línea de la costa y entonces, qué implica­ciones tiene esto para el ries­go. Se construyen escenarios de riesgo, necesitamos hacer estudios históricos, paleosís­micos y paleotsunamis”, co­mentó.

Explicó que en Jalisco tiembla por su localización geográfica, en un contexto tectónico donde interactúan tres placas: la de Rivera, la de Cocos y la Continental, lo que ha generado históricamente una serie de sismos; el del pa­sado lunes 19 de septiembre fue uno de ellos.

El doctor Carlos Suárez Plascencia, profesor investi­gador del Departamento de Geografía y Reordenación Territorial del CUCSH, seña­ló que el sismo del pasado 19 de septiembre se registró en una región que tenía 50 años sin tener eventos sísmicos im­portantes, ubicada en los lími­tes de Michoacán y Colima, y donde se han registrado 3 mil 905 réplicas.

En cuanto a las aplicacio­nes que pueden alertar sobre los sismos dijo que todas de­penden de una serie de algo­ritmos para alertar a la pobla­ción y en ocasiones no avisan o son falsas, y como todo sistema de alertamiento está sujeto a fallas.