A pesar de la jugada del PRI, la reforma no logró ser aprobada

Por Neldy San Martín

Fotografía relevante a la nota.

Pese al cabildeo, presiones y “chantajes” por parte de los secretarios de Gobernación y Defensa, así como de varios gobernadores –prácticas todas de la vieja cultura priista–, Morena no logró en el Senado los votos suficientes para aprobar la reforma constitucional que ampliaría hasta 2028 la participación del Ejército en tareas de seguridad pública/Foto: Especial

Septiembre 24, Ciudad de México (apro).- Sus te­nis lo delataron. El senador Mario Zamora, del PRI, era el misterioso acompañante, del que sólo se veían sus tenis con una paloma roja, en una fotografía del secretario de Gobernación, Adán Augus­to López, saliendo del hotel Emporio, que se ubica fren­te al Senado, en momentos en que se discutía la reforma para ampliar la participación del Ejército en tareas de segu­ridad pública, el pasado miér­coles 21.

La imagen confirmó la operación directa del gobier­no federal para sumar a nueve de 13 senadores y senadoras del PRI a apoyar la propuesta, que al ser una reforma Cons­titucional requería de mayo­ría calificada.

Cuando los diputados del PRI dieron la sorpresa con la iniciativa, los senadores de ese partido se dijeron unidos y llamaron al coordinador del grupo parlamentario en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira, para que diera una explicación. Dijeron que re­chazaban la propuesta que ponía en peligro su alianza con el PAN. Sin embargo, con el paso de los días, la bancada priista decidió que cada quién votara según su conciencia.

Se dividieron en grupos. Quienes iban a votar a favor, como los senadores priistas donde habrá elecciones el si­guiente año, Estado de Méxi­co y Coahuila, se incorpora­ron a la operación de Manuel Añorve Baños, aliado de Ale­jandro Moreno, diputado y dirigente nacional del partido. Sylvana Beltrones Sánchez y Jorge Carlos Ramírez Marín eran partidario de construir una propuesta alterna y con­sensada. En contra, el coordinador de los priistas en el Senado, Miguel Ángel Osorio Chong, confrontado con Alito Moreno, además de Claudia Ruiz Massieu Salinas y Bea­triz Paredes Rangel. Zamora, senador por Sinaloa, también se había manifestado en con­tra, pero era el voto decisivo para Morena.

De hecho, recibió presio­nes públicas, en mensajes de Twitter, del gobernador de su estado, Rubén Rocha Moya, de Morena, y del antecesor, el expulsado priista y hoy emba­jador de México en España, Quirino Ordaz.

El fondo del asunto, según senadoras y senadores del lla­mado bloque de contención, era darle la estocada final a la alianza opositora, tras la crisis de la coalición Va Por México del PAN, PRI y PRD, creada bajo los auspicios del magnate-activista Claudio X González, por la presentación de esta reforma constitucio­nal por parte de la diputada priista Yolanda de la Torre. Por cierto, tras cumplir con la encomienda de presentar la iniciativa, la diputada pidió licencia y será propuesta por el gobernador de Durango, el priista Esteban Villegas, como presidenta del Tribunal de Justicia del estado, según fuentes consultadas.

“El tema tiene que ver con el Estado de México, con lo que viene del INE, con el 24 y con reventar la alianza”, dice Emilio Álvarez Icaza, coordinador del Grupo Plu­ral en el Senado. “También es una batalla por el PRI. El PRI está en su propia encrucijada: si se van a ir hacia el poder, en alianza con Morena o lite­ralmente en incorporación, o si los otros sectores del PRI quieren seguir siendo una op­ción política y enfrentársele a López Obrador”, añade.

El senador opina que la in­tervención del secretario Adán Augusto López también tiene que ver con la sucesión ade­lantada, pues no sólo cumplía con la encomienda del presi­dente, sino que si le salía la jugada se posicionaría mejor en el juego de las “corchola­tas” y descalificaría a Ricardo Monreal, el presidente de la Junta de Coordinación Políti­ca del Senado.

Álvarez Icaza dice que Adán Augusto tiene la facul­tad para sentarse a construir acuerdos con el Legislativo, está dentro de sus funciones, pero el problema es que usó sus atribuciones para la com­pra y la coacción.

Además del secretario ope­ró el subsecretario de gober­nación, César Yáñez, escude­ro del presidente desde 1988. Además de los secretarios de la Defensa y de la Marina, quienes llamaron a goberna­dores con el amago de que, si sus senadores no aprobaban la iniciativa, entonces les iban a quitar al Ejército.

“Lo cual es un chanta­je, porque falta año y medio para que eso ocurra”, explica quien fue secretario Ejecutivo de la Comisión Interamerica­na de Derechos Humanos, en referencia al plazo legal para que los militares vuelvan a los cuarteles, 27 de marzo de 2024.

El senador Dante Delga­do, coordinador nacional de Movimiento Ciudadano, dice en entrevista que el objetivo era romper con el bloque de contención en la Cámara Alta, en el que participa su partido. Entre otras cosas, porque las minorías parlamentarias sólo pueden promover acciones de inconstitucionalidad con al menos 33% de las firmas del total de las y los senadores. De hecho, el bloque de con­tención alista un recurso en contra de las reformas a leyes secundarias que establecen que la Guardia Nacional pasa al control de la Secretaría de la Defensa Nacional, lo que contraviene la Constitución y fue una propuesta del pre­sidente.

El líder de Movimiento Ciudadano reitera lo que de­nunció en el pleno: que en esta operación participaron el secretario de gobernación, de Defensa y de Marina, y aña­de que amenazaron también a gobernadores con retirarles a la Guardia Nacional.

“Él (López Obrador) pre­fiere utilizar instrumentos de la vieja política, que a él le encanta esa vieja cultura priista autoritaria en donde se tiene que hacer lo que él cree”, dice Delgado.

“El problema del presidente es que siempre quiere arrasar y lastimar. Es lo que nosotros hemos estado frenando. El es­labón más débil es la gente del PRI, pero a pesar de eso no pudo. Él sabe que la operación política la estuvimos haciendo desde el bloque de contención, él sabe los alcances que tene­mos”, añade.

La retirada

A las 11 de la mañana de ese 21 de septiembre dio ini­cio la sesión del pleno con 127 senadores y senadoras presentes. Morena requería las dos terceras partes de los votos: 85. Los morenistas confiaban en que los tenían. Con sus aliados del PT, Parti­do Verde y PES sumaban 75, más –tras un intenso cabildeo y la operación de las secreta­rías de Gobernación, Defensa y Marina– nueve del PRI; y otro extra del senador Raúl Paz Alonzo, quien en la vís­pera dejó el PAN para unirse a la bancada de Morena.

A 11:11 horas el bloque mayoritario votó en contra de la moción suspensiva que presentó la senadora Nadia Navarro del PAN para regre­sar el dictamen a comisiones y que tuviera mayor análisis y se buscaran consensos.

A las 12:13 una fotografía de los tenis de Mario Zamo­ra, difundida por la periodista Leticia Robles de Excelsior en Twitter, con la pregunta: “¿De quién son esos tenis? Estuvo con Adán…”, obligó al priista a confirmar que eran suyos.

En entrevista, Zamora negó alguna reunión con el secretario de Gobernación ese día. Dijo que se encon­tró a Adán Augusto López cuando iba a reunirse con un amigo de Mazatlán en el ho­tel Emporio. Extrañamente, en uno de los momentos más decisivos del Senado, cuando se discutía la ampliación del plazo legal para que el Ejér­cito haga tareas de seguridad, su conversación versó sobre sus tenis.

“Oye, Mario, y esos tenis”, cuenta que le dijo el tabasque­ño.

“La verdad es que yo estoy medio malo, tengo dos discos fundidos, entre la L4 y L5, en la espalda baja y los zapatos con suela dura no los aguan­to”, dice que respondió.

“Esa fue nuestra plática y listo. Ya me regresé yo al Se­nado porque mi amigo no es­taba ahí, ya había podido tener acceso al Senado y ya lo vi en las instalaciones”, asegura.

Sin embargo, fuentes del Senado contaron que, tras el encuentro con Zamora, Adán Augusto llamó a Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena, para de­cirle que les faltaba un voto.

“La visión que yo tengo no es de ser un levantadedos”, dice en la entrevista Zamora, cercano a Alejandro Moreno, enfrentado públicamente con el gobierno de López Obrador hasta la presentación de la ini­ciativa militarista.

“Lo que hice fue pregun­tar en redes sociales, y sobre todo en WhatsApp, porque en mis campañas he puesto mi teléfono en espectaculares, y le pregunté a los sinaloenses, ‘cómo quieren que vote’. Por­que hay mucha desinforma­ción, no es la militarización, y mucha gente me dijo: vote en contra. Yo comenté con el grupo (del PRI) en la mañana mi intención de votar en con­tra”, añade.

El presidente Andrés Ma­nuel López Obrador confirmó en la conferencia mañanera del día siguiente que fue in­formado por el titular de Go­bernación que les faltaba un voto.

“Entonces, cuando me di­cen: ‘Vamos a procurar que se retire, que se vaya a comi­siones’, mi opinión fue: No, voten, voten, y no le hace que se pierda”, dice el presidente. Pero si rechazaban el dicta­men, tendría que volver a San Lázaro, la cámara de origen, y si volvía a ser rechazado por segunda vez no podría volver a presentarse en el mismo pe­riodo de sesiones.

En ese escenario, hora y media después de rechazar la moción suspensiva, Morena tuvo que cambiar de opinión y emprendió una retirada es­tratégica.

A las 12:30 horas la se­nadora Lucy Meza le cedió su turno a Ricardo Monreal, quien planteó lo que habían despreciado desde que llegó la iniciativa: dar más tiempo a la discusión y al análisis a la reforma del Quinto Transi­torio de la Constitución para ampliar hasta 2028 la presen­cia de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública de manera extraordinaria, regu­lada, fiscalizada, subordinada y complementaria.

Minutos después, a las 12: 37, las comisiones dictamina­doras de Puntos Constitucio­nales y Estudios Legislativos Segunda, solicitaron que se suspendiera el debate y se de­volviera el dictamen. Se trató de una jugada estratégica que le dio a los morenistas más tiempo ante la falta de votos y que, en contraparte, senado­res y senadoras de oposición consideraron una derrota de López Obrador porque éste no había podido reventar el bloque de contención.

El plan B

Desde que se presentó en la Cámara de Diputados, el senador Carlos Ramírez Ma­rín, del PRI, encabezó la idea de redactar una propuesta de dictamen alterno del Quinto Transitorio para obligar a que se entregue una evaluación de la estrategia de seguridad cada seis meses y que incluya la supervisión de la sociedad civil, con informes semes­trales y comparecencia de la Sedena, Marina, Secretaría de Seguridad y Protección Ciu­dadana y una Comisión Bica­meral. Además de garantizar los recursos de las policías locales.

Pero la respuesta de Mo­rena fue que no tocarían el Quinto Transitorio porque entonces tendría que regresar el dictamen a la Cámara de Diputados y les propusieron que presentaran una reforma al Sexto Transitorio.

El senador del PRI cuen­ta que las negociaciones iban muy avanzadas, que se fueron adelantando en la redacción, y que habían acordado que se discutiera ese día, al menos, en comisiones, en paralelo a la sesión.

“Primero fuimos a pre­sentársela al PRI y a decirles, ‘esto es lo que podría transi­tar, con el compromiso de que saliera al mismo tiempo’. Yo creo que lo que pasó fue sim­ple y sencillamente que no dio tiempo. Cuando estábamos en esta reunión en el PRI, en el monitor, justamente vimos que Morena retiraba el dicta­men a discusión y eso deja sin efecto nuestra propuesta”, na­rra el legislador de Yucatán.

Luego de la retirada del dictamen ante la falta de vo­tos, la propuesta de Ramírez Marín y Sylvana Beltrones del PRI tomó impulso como plan B. El presidente de la Jun­ta de Coordinación Política, Ricardo Monreal Ávila, ade­lantó que la próxima semana se convocará a todas las fuer­zas políticas para construir, en consenso, una redacción alterna sobre el dictamen. Para ello, dijo, se invitará a gobernadores, titulares de se­guridad pública de estados y municipios, y especialistas.

“¿Qué hay que trabajar en el Quinto? Por encima de todo, que el Congreso juegue un papel central en la Estrate­gia de Seguridad. Nosotros no vamos en la madrugada a las reuniones, y luego se nos con­testa en un informe del que se han quejado todos los inte­grantes de la Comisión de Se­guridad, incluso de Morena, donde dicen, ¡Esto no puede ser el informe que reciba el Senado! Entonces, es nuestra oportunidad de cambiar las cosas, que haya supervisión real, con indicadores reales y con especialistas supervisan­do”, explica Ramírez Marín.

Sin embargo, el sena­dor Damián Zepeda señala que se trata simplemente de “atole con el dedo”, porque todo lo que están negocian­do ya se encuentra en los transitorios.

“¿Qué puedes redactar que te haga creer que ahora si va a cumplir el presidente? Hoy los transitorios ya dicen que se debe presentar un informe, ya dicen que deberías de in­vertir en policías municipa­les… la Constitución ya dice que la Guardia es civil y nada de eso le ha importado al pre­sidente. Ya cambió la ley para que sea militar, declara que es militar. Lo que quieren es ver­nos la cara”, comenta.