Adultos y niños por igual están “pegados” al juego
Por Rafael Hernández Guízar
Abarrotadas de maquinitas tragamonedas lucen tienditas y locales en general del municipio de Tonalá, los locatarios aseguran que tienen permiso del ayuntamiento.
Pese a que los ayuntamientos no tienen la facultad de otorgar las licencias que se requieren para tener una máquina tragamonedas para uso de la ciudadanía, en tienditas de abarrotes principalmente, pululan estas máquinas que dejan a la mayoría de la gente sin dinero pues hay quienes hasta 600 pesos se han gastado en un sólo rato por tratar de ganar un premio que jamás consiguen.
“Pues sí juego, pero yo no le pongo tanto, yo digamos que le pongo alrededor de unos 30 pesos, y no diario, un día sí y un día no, porque hay que comer, pero la verdad es que se pica uno, yo digo a veces no pues le voy a poner que uno o dos pesos, pero luego me pico (emociono) y acabo gustándome hasta 50 pesos, y sí he ganado, pero nomás como 200, nunca me ha tocado de más”, dijo una de las personas entrevistadas ayer por este reportero.
Y es que a decir de esta ciudadana que prefirió el anonimato pues le da vergüenza que sepan los demás que tiene este vicio, el de jugar en las maquinitas, son más que niños, adultos los que terminan gastando grandes cantidades de dinero.
“Hay una señora ya de la tercera edad que viene seguido, siempre la veo por la tarde, y una vez estaba jugando y se gastó 500 pesos, empezó con 50 y quería ganarse el premio de 500, pues terminó por gastarse 600 y no se lo ganó, y luego llegó un muchacho y con 50 pesos que jugó se llevó el premio y se armó una discusión bien fuerte (sic) porque ella decía que le tenía que compartir de las ganancias que porque ella había gastado mucho, y pues no le dieron nada y no entiende, sigue viniendo a jugar, y así como ella hay muchos que gastan y gastan y a veces es más lo que gastan que lo que ganan, casi siempre de hecho”.
Cabe señalar que al ser estas maquinitas parte de lo que se considera como juegos y apuestas, es únicamente el gobierno federal el que tiene la facultad de dar o no licencia para ello, similar a los casos que ocurren con los casinos, en donde además de una licencia para ese giro expedida por el ayuntamiento, cada una de las máquinas debe ser inspeccionada y autorizada por el gobierno de la república.