Durante los últimos cuatro años el presidente ha hecho declaraciones que contradicen sus propias declaraciones, en materia electoral, de seguridad, justicia y fuerzas armadas

Por Dalila Escobar

Septiembre 2, Ciudad de México (apro).–“No somos iguales”, los gobiernos an­teriores tenían injerencia en los procesos electorales, es una de las frases que más ha repetido el presidente Andrés Manuel López Obrador; pero el mandatario ha insistido en que cuando él termine su administración, el pueblo se­guirá queriendo la transfor­mación.

Apenas el martes 23 de agosto el presidente hizo alu­sión, como en varias ocasio­nes, de que se dará la conti­nuidad con cambio, es decir que se mantendrá su movi­miento y quedará el candida­to o candidata que gane me­diante encuestas.

Durante esa conferencia el presidente dijo estar conven­cido de que el pueblo mexica­no no votará por quienes hoy son parte de la oposición.

“No creo que la gente quiera que regrese el régimen de corrupción, injusticias y privilegios, no. Va a haber continuidad con cambio ha­cia adelante, ese es mi punto de vista, mi visión”.

En varios momentos in­sistió: “No creo, ni siquiera tengo que tocar madera, está muy difícil que la gente quie­ra que regrese el régimen de corrupción, injusticias”.

Antes, el 11 de mayo de 2021 el mandatario respondió a señalamientos de que inter­fería en el proceso electoral de Nuevo León. Cuestionó: “¿Pero cómo no voy a tener que ver?” Y al preguntarle si en efecto metía las manos en dicha elección contestó: “¡Claro que sí, claro que sí! Si aquí lo di a conocer, si es de dominio público, lo estoy di­ciendo, no podemos ser cóm­plices del fraude, es más”.

Sobre injerencias en ese tipo de procesos electorales pero también sobre la no intervención y a la autodetermi­nación de los pueblos, el presi­dente también ha ido en contra de esta frase, el caso es el de Perú y de Estados Unidos.

En la conferencia del 3 de junio de este año, expuso que “el caso de Petro es porque me molesta mucho la campa­ña en su contra. Es, de veras, indigna, ruin, y es lo que ya nosotros hemos enfrentado”.

Agregó: “Yo espero que la gente en Colombia no se deje manipular y que actúe con li­bertad y que vote por el que quiera, pero no a esa guerra sucia, porque es un menos­precio a la persona, es pensar que el ser humano puede ser manipulable, es un objeto, no un sujeto, y esa es la mentali­dad de estos publicistas mer­cenarios”.

También en Estados Uni­dos el presidente ha argu­mentado que llama a no votar por candidatos que ofenden a migrantes, porque utilizan este tema siempre en periodos electorales.

La última vez que el Eje­cutivo mexicano refirió tema fue en la conferencia del 24 de agosto de este año: “Enten­demos que hay elecciones en noviembre en Estados Unidos y, como suele pasar en todo el mundo, en vísperas de las elecciones hay excesos, se desbordan las pasiones, pero nosotros no vamos a permitir que se ofenda a los mexica­nos, a los paisanos”.

Insistió: “Ya lo dijimos, aprovecho para recordarlo, quien maltrate a los mexica­nos y, diría, a los migrantes en Estados Unidos, no merece recibir voto de mexicanos, ni de latinoamericanos, porque el que no quiere a su patria no quiere a su madre. Y hay al­gunos legisladores y, lo peor, de origen latinoamericano que son los más nefastos por su rechazo a migrantes. Se les olvida cómo llegaron ellos a esa gran nación, sus padres, se vuelven muy renegados”.

“Sean del partido que sean. Es un llamado también, como una simple opinión, porque somos libres, pero no se debe de votar por candidatos racis­tas, clasistas, xenofóbicos, ni por candidatos ni por partidos, que aprendan a respetar”.

En torno a uno de los te­mas en materia de seguridad, todavía en febrero de 2012 el presidente López Obrador afirmaba que de llegar a la presidencia de la República afirmó que en seis meses las Fuerzas Armadas regresarían a los cuarteles.

“Tenemos que ir sacando al Ejército de las calles, el Ejér­cito no está preparado para esta función, es otro su encar­go, es defender la soberanía nacional y no debe de seguir­se exponiendo al Ejército, es una institución que debemos de cuidar todos, no socavar, tenemos que ir regresando al Ejército en la medida que se va profesionalizando la poli­cía, ese es mi plan, creo que nos vas a llevar seis meses ir regresando al ejército para que sea la nueva policía fe­deral la que se haga cargo de garantizar la tranquilidad y la seguridad pública”.

Diez años después, el 12 de agosto de 2022, a casi cua­tro años de gobierno, el pre­sidente López Obrador dijo que busca la forma, median­te un artículo transitorio, de prolongar la permanencia del Ejército en las calles después de 2024, para que mientras la Guardia Nacional logre con­formarse en su totalidad, sea la Secretaría de la Defensa Nacional la que se haga car­go de la seguridad pública del país.

Además de la adscripción de la GN a la Sedena que el presidente busca hacer rea­lidad, primero, mediante un decreto y después con su consolidación constitucional, para la que ya envió la ini­ciativa preferente este 31 de agosto para que se discuta y sea aprobada en el Congreso, tema en el que no confía por­que afirma que la oposición no quiere aprobarle el resto de iniciativas que faltan.

“Que se pueda constituir la Guardia Nacional depen­diendo de la Secretaría de la Defensa, pero que también, además de sus funciones sus­tanciales, tanto Marina como Defensa contribuyan, apoyen en labores de seguridad pú­blica. Es que era y sigue sien­do —para la concepción, para el pensamiento, para la visión de algunos— era normal de que estuviesen asaltando en­frente de un cuartel militar a un ciudadano y no pudiese constitucionalmente interve­nir el Ejército, porque esta­ban impedidos, afirmó hace dos semanas.

El presidente López Obra­dor también ha cuestionado los sobrecostos que han sig­nificado obras del expresi­dente Enrique Peña Nieto, un ejemplo es el tren interurbano México –Toluca que no solo inició en 2014 y no se con­cluyó sino que su costo ini­cial fue de 38 mil millones de pesos y ya, en la actual admi­nistración es de 103 mil 615 millones de pesos, casi un 200 por ciento.

“Tenemos en proceso, que nos está sacando más canas de las que ya tenemos, el (tren) de Toluca-Ciudad de México, ese lo tenemos que terminar el año próximo, ese que esti­maron en 30 mil y nos va a costar al final 90 mil millones y complicadísimo, no han quedado bien las empresas y hemos tenido problemas pero ahí va”, dijo en su conferen­cia del 25 de mayo de 2022, aunque un mes después la Secretaría de Hacienda infor­mó que el costo pasaría de los 100 mil pesos.

Sin embargo, durante esta administración también se han anunciado obras con un costo inicial que conforme avanzan los trabajos de cons­trucción han aumentado, tal es el caso de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco y del Tren Maya, también en el su­reste mexicano.

Esta semana el presidente López Obrador reconoció que el sobrecosto de la nueva refi­nería es hasta el momento de entre 2 mil y 4 mil millones de dólares, pero aclaró que no es porque sean rateros, sino se destaca el tema porque buscan golpear a su gobierno.

“Lo que sucede es que, por ejemplo, no estaba incluido el gasoducto y se incluyó, y se ha aclarado perfectamente, pero va a estar muy difícil que lo acepten porque no es el propósito informar sobre el costo, no, es golpear, nada más que no van a poder por­que no somos lo mismo, no somos ladrones” y señaló que tampoco se contemplaron equipos necesarios y por esa razón se amplió el presupues­to.

Sin embargo, de nuevo sacó su pañuelo blanco para afirmar que no es por co­rrupción, “no somos rateros, el problema de los gobier­nos neoliberales es que eran muy ladrones, muy rateros y no solo los políticos, sino los empresarios que en sentido estricto ni siquiera eran em­presarios, eran traficantes de influencia, pero mucho muy corruptos”.

En cuanto al Tren Maya el 26 julio de este año el presi­dente Andrés Manuel López Obrador afirmó que la obra tendrá un costo de entre 15 mil y 20 mil millones de dó­lares, cuando a principios de este año se tenía la proyec­ción de 11 mil 800 millones de dólares. Esto es entre 306 mil y 409 millones de pesos, muy por encima de los 120 mil y 150 mil millones de pe­sos que se estimaron al inicio del proyecto.

De tomarse las cifras máximas de cada estimación, el costo del Tren Maya ha re­gistrado un aumento de 172 por ciento y ha insistido en que quedará concluido a fina­les de 2023.

En el ámbito de las fra­ses que el presidente López Obrador ha dicho son las la­cras que tuvieron envuelto al país, como el nepotismo, el influyentismo y el amiguis­mo, todas relacionadas con la corrupción “el principal pro­blema de México”, se vieron minadas con la última desig­nación que anunció el man­datario federal: la llegada de Pablo Daniel Taddei Arriola como director de Litio Mx.

Este joven es hijo del de­legado federal de la Secreta­ría de Bienestar del Gobier­no Federal en Sonora, Jorge Taddei.

Jorge Taddei, además del nuevo nombramiento de su hijo, tiene a otros familiares como funcionarios, principal­mente en Sonora, una de ellas, su prima, Guadalupe Taddei, quien en marzo de este año se convirtió en la nueva comisio­nada presidenta del Instituto Sonorense de Transparencia y Protección de Datos Perso­nales (Istai), cargo que tendrá por siete años.

Otra hija de Taddei Brin­gas es Ivana Celeste Taddei Arriola, diputada del Congre­so de Sonora, por Morena.

Este miércoles 31 de agosto el mandatario federal hizo el anuncio de esta ma­nera: “Ya se decidió que un joven que está terminando su doctorado creo que en Har­vard, sobre medio ambiente y energías renovables, va ser director de la empresa Litio Mx”.

En su conferencia matuti­na del 5 de agosto el mandata­rio aseguró: “Imagínense, los que han estudiado en Harvard o en otras universidades del extranjero y aprenden a robar, a eso van, o a ayudar a que ro­ben otros y que ellos reciban migajas del botín. ¿Para qué entonces estudiar en esas cir­cunstancias? Pero existe esa mentalidad, es una mentali­dad elitista, clasista, racista”.