Acusan campesinos e integrantes de comunidades indígenas

En la delegación Jalisco del Registro Nacional Agrario no han aumentado el personal de atención y las personas deben hacer fila desde un día antes, quedándose a dormir para tratar de obtener un lugar en la fila y lograr que les resuelvan sus peticiones

Por Rafael Hernández Guízar

Campesinos e integrantes de comunidades indígenas se dijeron hartos de la forma “inhumana” con la que opera el Registro Agrario Nacional (RAN) donde deben hacer fila desde una noche anterior para ser atendidos.

Pese a que se levantaron las medidas restrictivas de “seguridad sanitaria” impues­tas por la pandemia de coro­navirus, en esta dependencia federal no han aumentado el personal de atención y las personas deben hacer fila des­de un día antes, quedándose a dormir para tratar de obtener un lugar en la fila y lograr que les resuelvan sus peticiones.

“Nosotros venimos de Ta­mazula, allá está el ejido y hacemos cuatro horas hasta aquí, entonces tenemos que venirnos desde uno o dos días antes para que nos puedan ayudar, hay que quedarse aquí a dormir porque si llega uno ya después de las cuatro de la mañana no le atienden por­que hay mucha gente”, dijo la señora Rosalba, una de las ciudadanas que ha acudido en varias ocasiones a solicitar la apertura del sobre, un trámite similar al testamento pero en materia agraria.

“Yo no sabía cómo es que funciona y las personas que son gestores cobran mucho por ayudarnos, entonces ve­nimos, pero de haber sabido todo lo que había que hacer yo creo que hubiera pedido pres­tado para que nos ayudaran, van tres veces que tengo que venir, primero porque no sabía que se necesitaban hacer va­rias cosas y luego pues porque me dijeron que tenía primero que tramitar una constancia de derechos ejidales y ya después que a recoger la constancia que para que se pueda abrir el sobre, pero es la manera en la que uno puede tratar de prote­ger lo suyo”, agregó.

–¿Y cuánto ha gastado?

–Pues ya llevamos como unos cuatro mil pesos, entre la gasolina y el hotel que hay que pagar porque aunque ven­ga y se quede uno aquí hay que descansar un rato porque el camino es largo hasta la casa.

–¿Aquí le han cobrado?

–No aquí es gratis según eso, porque nada más nos han cobrado los derechos pero es poco, no pasa de 300 pesos, en lo que gasta uno es en es­tar aquí, porque si le dan ga­nas de ir al baño por ejemplo, aquí no hay en la madrugada y le cobran 15 pesos cada que quiere usar el que rentan aquí a la vuelta, 20 pesos un café, 20 pesos el tamal, y así, las copias, las actas de naci­miento que no traíamos y que nos costaron 300 cada una porque de aquí a que uno va a conseguirla ya se perdió el lugar en la fila, total que es un gastazo.

El negocio se extiende en los alrededores del RAN. Los vecinos y comerciantes loca­les han aprovechado la lle­gada de cientos de personas semana a semana. Se ofrece desde la entrada al baño hasta comida y ayuda con los trá­mites.

Asimismo, hay gestores que llegan desde la madruga­da y asesoran a las personas, cobrando obviamente por sus servicios.

Incluso hay quienes se de­dican especialmente a hacer fila por los demás, por una cantidad de mil pesos, hay quienes llegan desde las 12 de la noche del día anterior, con sus sillas y cobijas para que­darse en este lugar y asegurar así la oportunidad a las perso­nas de tener un espacio para la atención.

Personas de la tercera edad, niños pequeños, hasta mujeres embarazadas se apre­cian en la fila que se extiende por la calle Nicolás Romero desde Justo Sierra hasta la avenida Hidalgo.

Con sillas plegables, cobi­jas, cartones y hasta con ha­macas que colocan entre los árboles, los campesinos e in­tegrantes de las comunidades indígenas que hacen fila en esta dependencia federal lle­gan a esperar hasta nueve ho­ras para poder ser atendidos.