La intención es reincorporarlo a sus entornos naturales

El skiffia francesae no existe en la naturaleza en ninguna otra parte del mundo, por lo que se creó un entorno con todas las condiciones, “donde está su alimentación, los parásitos, el tipo de tierra, las características fisicoquímicas del agua, la temperatura y precipitación”, señalaron

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“Nos donaron los especímenes: 25 hembras y 15 machos. Fueron recibidos, aclimatados y se mantienen en un estanque, en un estado semisilvestre o en semicautiverio; de tal manera que hay control de la calidad y nivel del agua”, explicó el líder del proyecto universitario/Fotos: Cortesía

La actividad humana llevó a que la especie de pez skiffia francesae desapareciera de su entorno natural del río Ameca, en la región Valles de Jalisco.

Pero gracias a una dona­ción de ejemplares, realizada por el Laboratorio de Biología Acuática de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) al Cen­tro Universitario de los Valles (CUValles) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), ya se trabaja para que en un futuro este pequeño pez vuelva a na­dar en la cuenca.

El encargado del proyec­to es José Guadalupe Macías Barragán, director de la Divi­sión de Estudios de la Salud del CUValles, con apoyo de estudiantes de la Ingeniería en Sistemas Biológicos e inves­tigadores del Laboratorio del Sistema Biológico y el Jardín Etnobiológico del Occidente de México.

“Nos donaron los especí­menes: 25 hembras y 15 ma­chos. Fueron recibidos, acli­matados y se mantienen en un estanque, en un estado semi­silvestre o en semicautiverio; de tal manera que hay control de la calidad y nivel del agua”, dijo Macías Barragán.

“Hemos notado que a lo largo de un año la población se duplicó, ya que de tener 40 ahora tenemos entre 80 y 100, y hemos observado que cada año estará duplicándose”, dijo, y agregó que “hubo reportes de que el pez estuvo presente hasta los años 90 en afluentes y manantiales cercanos al río Ameca, en el municipio de Teuchitlán”.

Mencionó que la donación se logró por medio del doctor Omar Domínguez Domín­guez, del Laboratorio de Bio­logía Acuática de la UMSNH, que a su vez obtuvo los peces de una donación por parte del zoológico de Chester, de Rei­no Unido.

Debido a que skiffia fran­cesae no existe en la natura­leza en ninguna otra parte del mundo, se creó un entorno con todas las condiciones, “don­de está su alimentación, los parásitos, el tipo de tierra, las características fisicoquími­cas del agua, la temperatura y precipitación. Todas las ca­racterísticas en que esa especie evolucionó la tenemos en un estanque en el CUValles”.

“En un futuro, los ejempla­res serán transferidos a otro tipo de embalse o contenedor de agua, que formará parte del Jardín Etnobiológico del Occi­dente de México, que está aquí en el CUValles”, informó Ma­cías Barragán.

“Ahí convivirá con otras especies endémicas con las que estamos trabajando. La idea es que se vayan acostum­brando con otras para facilitar­les el paso del semicautiverio al entorno silvestre, donde se le seguirá dando un segui­miento anual”.

Analizan los mejores puntos de liberación

El río Ameca es una de las cuencas más importantes de Jalisco y nace de los escu­rrimientos del bosque de La Primavera, en Zapopan y del volcán de Tequila. Recorre la región Valles y Costa Sierra Occidental de Jalisco para des­embocar en el océano Pacífico, en Puerto Vallarta.

La mayoría de los 230 ki­lómetros por los que discorre está expuesto a la contamina­ción de la actividad humana, por lo que los investigadores del CUValles han identifica­do cuáles serían las zonas más propicias para liberar al pez.

“En proyectos como éstos se inicia la introducción de la especie cerca a los nacimien­tos de los manantiales, dado que las condiciones físicoquí­micas del agua ahí son me­jores; pues cuando avanza el afluente se va mezclando con diferentes tipos de compuestos orgánicos”.

Algunos puntos potencia­les a liberar al skiffia france­sae son manantiales del muni­cipio de Teuchitlán, cerca del balneario río Escondido y La Morita; ambos afluentes pro­vienen de escurrimientos del volcán de Tequila.

“En este caso, este tipo de peces son omnívoros (come larvas, crustáceos, algas y al­gunas plantas); entonces, debe haber ciertas características que ayudan a desplazarse de un agua de buena calidad a otras donde hay gran cantidad de materia orgánica”, explicó el investigador.

Uno de los retos es el des­balance que ocurre cuando los manantiales se unen a cuerpos de agua contaminados, donde el alimento del cual dependen los peces no crece debido a los agroquímicos, jabones, aceites o materia orgánica de origen animal o humano.

Además, hay preocupación porque a lo largo del año los cuerpos de agua de la región Valles reciben distintas con­centraciones de contaminan­tes; por una parte, están los agroquímicos para el agave y en otras temporadas están los residuos de la quema de caña.

Al rescate del pez mariposa de Jalisco

Otra especie a la que bus­can ayudar en el CUValles es el pez mexclapique, mariposa de Jalisco, cuyo nombre cien­tífico es Ameca splendens, mismo que aún existe en li­bertad en la región Valles.

“Pero se ha observado que algunas poblaciones desapare­cen completamente a lo largo del año, y son sustituidas por especies exóticas, incluso de otros continentes”, informó.

“Por ello se hizo captura de algunos especímenes, que se mantienen en condiciones de cautiverio total y esas caracte­rísticas las controlamos más. Lo que estamos trabajando es su adaptación al cautiverio y luego lograr su reproducción”, expresó el académico.

Dijo que tras la captura de diez hembras y cinco machos, han alcanzado identificar a cer­ca de 60 individuos. La idea es que cuando escasee en su entorno sea distribuido en dis­tintos puntos, pues se encuen­tra amenazado y así se puede prevenir su desaparición.

Dicho pez mide entre cin­co y siete centímetros y su función ambiental es la de controlar poblaciones de lar­vas y gusanos, pero también son alimento de especies de peces y aves locales y migra­torias.

“A la presa de La Vega (construida sobre en la cuen­ca alta del río Ameca) llegan un sinnúmero de especies mi­gratorias; estos peces son ali­mentos de muchas de ellas”, externó.

Actualmente, el pez mari­posa de Jalisco se ha encon­trado en el balneario el Rin­cón, en Teuchitlán, así como en manantiales que están en­tre la cabecera de dicho muni­cipio y La Estanzuela.

Este proyecto lo trabaja el CUValles con apoyo de la Junta Intermunicipal de Me­dio Ambiente Región Valles (JIMAV); mismo que, al igual que el del rescate del skiffia francesae, forma parte de la sección biológica del Jardín Etnobiológico del Occidente de México que se emprende en el centro universitario.