Saldos del encuentro López Obrador-Biden

Por Jesús Esquivel

Julio 16, Washington, Es­tados Unidos (apro).- Pese a la “atrevida” exigencia a Joe Biden de “regularizar ya” el estatus de residencia de unos 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven y trabajan desde hace años en Estados Unidos, el presidente Andrés Manuel López Obra­dor no cabildeará su petición ante la instancia que tiene la potestad para hacerlo: el Ca­pitolio.

En entrevista con Proce­so, Marcelo Ebrard, el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) que acom­pañó a AMLO a la reunión con el presidente estaduniden­se, revela que no hay plan para hacer eco de la exigencia a la Casa Blanca en el Congreso federal de ese país.

En el Plan de Cinco Puntos que AMLO le planteó a Biden durante la sesión de 45 minu­tos en la Oficina Oval de la Casa Blanca y ante medios de comunicación, el último fue destinado al tema migratorio.

“Es indispensable, y lo digo de una manera respetuo­sa y sincera, regularizar ya a migrantes que desde hace tantos años trabajan honrada­mente contribuyendo al desa­rrollo económico de esta gran nación”, solicitó AMLO a Bi­den en la Oficina Oval.

Es más, el presidente de México le lanzó una adverten­cia a su anfitrión sobre la peti­ción: “Sé que sus adversarios, los conservadores, van a pegar el grito en el cielo, pero sin un programa atrevido de desarro­llo y bienestar no será posible resolver el problema ni conse­guir el apoyo del pueblo frente a la crisis, la salida no está en el conservadurismo, sino en la transformación”.

La solicitud de AMLO a Biden parecía indicar desco­nocimiento del hecho de que desde que el demócrata asu­mió la presidencia envió al Ca­pitolio el proyecto de ley más ambicioso en la historia de su país para regularizar el estatus de los indocumentados.

En su proyecto de 12 pun­tos entregado al Congreso de su país desde el 21 de enero del año pasado, Biden pide regularizar a los inmigrantes indocumentados que llegaron antes del 1 de enero de 2021 y eventualmente darles la ciuda­danía por naturalización.

Al canciller mexicano se le cuestiona si AMLO desco­noce la propuesta de Biden a los demócratas y republica­nos y que no es el Poder Eje­cutivo sino el Legislativo el que constitucionalmente tie­ne la potestad para modificar las leyes de inmigración en Estados Unidos.

“El presidente Biden no ha podido salir adelante, en rea­lidad fue un apoyo, pero tam­bién para hacer una reflexión más abierta sobre cuál puede ser la justificación de que no se regularice a esas personas que están por merced a esa dispo­sición sin derechos plenos. Desde luego que es respaldar lo que el presidente Biden pro­puso, pero también ponerlo en el primer plano en los diálogos entre ambos países, respetando su proceso propio; pero es im­portante decirlo, es importante insistir”, dice.

–¿Por qué entonces no fue al Congreso a solicitarlo? –se le insiste.

–No, porque eso ya se­ría otra cosa, sería meterse a hacer un lobby (cabildeo). El presidente de México ha­ciendo lobby en el Congreso de Estados Unidos; eso no lo vamos a hacer.

Revivir la interparlamentarias

Según el titular de la SRE, entre los planes del presiden­te mexicano para reemplazar al cabildeo en el Capitolio a favor de los 11 millones de indocumentados, está revivir las reuniones interparlamen­tarias; entre legisladores de las dos naciones.

“Vamos a promover eso y ahí es donde se va a tener que desahogar ese tema. La interparlamentaria la tiene que acordar la Cámara de Se­nadores de los dos países, que ojalá se pudiera realizar para el primer trimestre de 2023; sería óptimo”, agrega Ebrard.

Un alto funcionario de la Casa Blanca comenta Proce­so que para Biden “no es ne­cesario que gobiernos extran­jeros hagan cabildeo sobre asuntos que son de discusión interna, entre el Ejecutivo y el Congreso”.

Las reuniones interparla­mentarias fueron constituidas durante la época de la hege­monía presidencial del PRI, en Estados Unidos, aunque obligados a asistir por el bien de la cordialidad y la política del buen vecino, varios le­gisladores las consideraban como pérdida de tiempo.

El cabildeo extranjero ante el Congreso de Esta­dos Unidos es una práctica común y legal por parte de países con los que mantie­nen una relación bilateral y se hace para que el Capito­lio dé prioridad y apruebe proyectos de ley a favor de intereses sinalagmáticos.

Ejemplos del cabildeo de gobiernos mexicanos ante el Capitolio más allá de los resultados que dieron, fue el que llevó a cabo Carlos Sali­nas de Gortari para la apro­bación del TLCAN y el de Felipe Calderón con respecto a la ahora desaparecida Ini­ciativa Mérida.

En visitas a Washing­ton, de Estado, oficial o de trabajo, formato distinto al del reciente encuentro entre AMLO y Biden, la mayoría de los presidentes de Méxi­co agendaban reuniones con líderes demócratas y/o repu­blicanos para hacer cabildeo de manera diplomática.

Desde 2001, con Vicen­te Fox como presidente de México y George W. Bush de Estados Unidos, han fra­casado todos los intentos por aprobar en el Capitolio una reforma migratoria integral; en la presidencia de Donald Trump ni siquiera se formuló una propuesta.

Como conclusión de la visita de cortesía a la que Bi­den convocó al presidente de México, Ebrard indica que con ésta se reanuda el diálo­go directo entre los dos pre­sidentes que considera como útil porque determina el cli­ma y orientación de toda la relación bilateral.

“Lo segundo”, agrega el canciller, “en términos de mi­gración y el paquete contra la inflación; se acordó que haya una serie de pasos subse­cuentes a lo que ya se habló, tanto en visas, inversiones en Centroamérica y sobre cómo lidiar con las tendencias de recesión”.