El oficio de tejedor también se ha perdido al paso del tiempo

Por Rafael Hernández Guízar

Fotografía relevante a la nota.

Ahora mucha gente prefiere comprar las sillas de plástico, lamenta don Miguel Librado, un tejedor de casi 64 años de edad/Fotos: Francisco Tapia

Con el paso del tiempo, va muriendo la tradición tapatía de las sillas de bejuco.

Una tradición ancestral que por generaciones ha sido la fuente de ingresos de mu­chas familias y el motivo de orgullo en casas y despa­chos de muchos otros se va perdiendo de forma tajante, indicó don Miguel Librado, un tejedor de casi 64 años de edad.

“Antes había mucha silla de esta, mucha silla de madera con Tule, ahora hay muy poca silla ya, antes hacía una sala diaria, ahora pues ya sale uno o dos en una semana, a veces pasa hasta una semana sin que haga ni una sola silla (…) A veces ya la gente no quiere, y así”, narró don Miguel.

Este ciudadano ve con tristeza como un oficio que aprendió desde pequeño se ha perdido al paso del tiempo, y es que la gente ha dejado de apreciar estás artesanías que antes engalanaban las casas y oficinas de la sociedad ta­patía.

“Ya no se usa tanto la silla de esta, vienen mas ya de otros estilos. Yo no tengo ayuda de nadie, a veces llego tarde a casa, a veces temprano, ten­go cuatro mujeres en casa, y cuatro hombres, yo pues ando caminando y vendiendo a ver quien me compra”, lamentó el tejedor.

Ahora mucha gente prefie­re comprar las sillas de plás­tico según relato el entrevis­tado, una competencia muy difícil para alguien como el que vive del empeño que pone en la fabricación de una pieza, mientras qué empresas asiáti­cas son capaces de fabricar miles en la misma cantidad de tiempo y venderlas por una cantidad muy por debajo de sus costos de producción.