Se las ven negras para llevar sustento a sus hogares

Se replican por toda la ciudad casos extremos como el de Francisco, quien perdió su trabajo y ahora vende productos en las calles para sacar adelante a su familia

Por Rafael Hernández Guízar

La crisis económica pro­voca estragos en la sociedad, ciudadanos se dicen al borde de la desesperación por la fal­ta de liquidez.

Lo que de manera cíclica ha sido el azote de la pobla­ción, a recientes fechas ha sido mayor, una crisis eco­nómica que está llevando a los tapatíos a la desespera­ción por no poder siquiera llevar el alimento a sus ho­gares.

“Yo siento que ya no pue­do más, ya no me ajusta para nada, no tengo ni para la co­mida a veces, francamente no veo la puerta”, dijo muy des­esperado Francisco Romero, un ciudadano entrevistado por este reportero.

–¿Tiene usted empleo?

–No, lo perdí, me recorta­ron hace unos meses, que por­que la empresa estaba mal, y lo que me dieron pues apenas alcanzó para pagar algunas deudas, deudas que tuve que adquirir porque lo que ganaba no me ajustaba.

–¿Dónde trabajaba?

–En una empresa de segu­ridad privada, era guardia de 24 por 24, además pues el día de descanso vendía cosas, a veces en el tianguis y a veces en la calle, Dios sabe que de verdad le estaba echando ga­nas, pero me tocó el recorte, y se me fue el ingreso.

Francisco tiene tres hijos y es cabeza de hogar, está a pun­to de perder su casa; tuvo que dejar de pagarla pues ya no le ajustaba. Ahora los intereses lo están llevando a una deuda que se antoja impagable.

“Pues no sé qué voy a ha­cer, me estoy quedando sin salida, no tengo ni para co­mer, cómo me va a ajustar para pagar una casa; es más, me están por cortar la luz tam­bién, y así cada vez son más las deudas”.

Para este ciudadano, la problemática económica es cada vez más complicada, ha buscado trabajo pero por su edad nadie lo quiere contra­tar. Ahora, vive de lo que lo­gra conseguir con la venta de productos en las calles, una suerte que se ha extendido a cientos de personas en esta ciudad capital.