Las condiciones actuales hacen que esta vivencia la atraviesen las mujeres desde el malestar
Investigación, realizada en Colombia, constata que la menstruación es un mecanismo de control político que vulnera derechos fundamentales: a la educación, a la dignidad humana, al trabajo, a la salud y el bienestar
Educación menstrual emancipadora. Una vía para interpelar la misoginia expresada en el tabú menstrual es el título de la investigación de Carolina Ramírez y presentada ayer en la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco Juan José Arreola.
La investigación, realizada en Colombia, constata que la menstruación es un mecanismo de control político que vulnera derechos fundamentales: a la educación, a la dignidad humana, al trabajo, a la salud y el bienestar.
“La desinformación, las violencias ejercidas por medio de los estigmas menstruales; la falta de productos para gestionar el sangrado y de condiciones estructurales dignas para la experiencia menstrual, entre otras, hacen que esta vivencia sea atravesada desde el malestar”, declaró Ramírez.
Algunos datos que dejó la investigación señalan que el motivo principal del ausentismo escolar se da por malestar físico, cólicos, náuseas, dolor de cabeza y cuerpo provocados por la menstruación; mientras que la segunda causa es el miedo a mancharse y el bullying que esto genera; la tercera es la falta de insumos.
“Las grandes organizaciones como ONU y UNICEF han mencionado que la primera causa de ausentismo escolar es la falta de productos para la gestión de la menstruación; pero en las encuestas nos encontramos que la primera causa son los malestares físicos, que está más asociado con la salud y el bienestar”, señaló.
Explicó que cuando una niña, joven o una mujer no tiene una atención en la salud y el bienestar y suficientes recursos para comprar insumos para gestionar la menstruación, para tener una experiencia satisfactoria, es una vulneración al derecho de la dignidad humana.
La escritora, investigadora y psicóloga social especializada en psicología y sexualidad compartió que las narrativas menstruales identificadas durante el trabajo de investigación y de campo evidencian cómo los estigmas y relatos de antaño se sostienen en la actualidad.
“Proponemos una educación menstrual emancipadora. Hay muchos procesos que se anuncian como educación menstrual, pero no le apuntan a articular lo que menciono. La principal contribución de esta investigación es la conceptualización de la educación menstrual emancipadora y el desarrollo de las dimensiones que deben de ser abordadas para llevar a cabo prácticas de educación menstrual transformadoras”, subrayó.