Ancianos ofrecen tapetes, adornos, juguetes para niños…

Por Rafael Hernández Guízar

Fotografía relevante a la nota.

“No nos quieren dar trabajo porque piensan que no vamos a rendir igual que los jóvenes, y a lo mejor sí nos vamos a enfermar un poco más, pero quizá tenemos más habilidad para hacer muchas cosas porque tenemos más edad y más experiencia”, señalaron adultos mayores que trabajan en los cruceros vendiendo productos/Foto: Francisco Tapia

Para subsistir, adultos mayores en Guadalajara, no encuentran otra salida que la venta informal de productos de temporada en el Oriente de la ciudad.

Ante la problemática de no encontrar trabajo para poder solventar sus gastos, una gran cantidad de adultos mayores se han instalado en el camellón de la avenida Del Ejército, en esta ciudad capi­tal, casi al cruce con la aveni­da González Gallo, en donde ofrecen diversos productos que va desde bebidas hasta juguetes y adornos.

“Pues que más hacemos, hay que sacar para nuestros santos frijoles, y para las me­dicinas, porque con la ayuda que recibimos de López Obrador, pagamos la renta eso hay que decirlo pero hay más gastos y hay que salirle al toro por los cuernos”, indicó uno de los ancianos entrevis­tados.

“Ya somos viejos, quién nos va a dar trabajo, nadie nos quiere porque piensan que somos un estorbo, no nos quieren dar trabajo porque piensan que no vamos a ren­dir igual que los jóvenes, y a lo mejor sí nos vamos a enfer­mar un poco más, pero quizá tenemos más habilidad para hacer muchas cosas porque tenemos más edad y más ex­periencia (…); yo por ejemplo estuve muchos años trabajan­do en la fábrica de zapatos Canadá, poco antes de que la cerraran tomé la decisión de salirme porque tuve proble­mas con el que era mi jefe y si me finiquitaron bien pero pues el dinero se acabó y ya no encontré trabajo y ya es­taba grande de edad, y así le he estado batallando hasta que ya no me queda de otra que salir a vender costas, pero con mucha dignidad”, dijo.

Por temor a ser molestados en lo que hoy es su centro de trabajo, estos adultos mayores prefirieron el anonimato; sin embargo, reconocieron que no tienen el permiso del ayun­tamiento tapatío para realizar estas actividades de comercio al aire libre.

Por ello hicieron un llama­do al presidente municipal Pa­blo Lemus Navarro, para que les permita tener un permiso y puedan así trabajar sin temor a ser sancionados por los ins­pectores del ayuntamiento.

“Por piedad, es lo único que tenemos, no queremos que nos vaya a sacar de aquí, se nos va todo”.

La jornada dura más de ocho horas y trabajan bajo los rayos intensos del sol.