Huele horrible y está llena de salitre: Usuarios

El problema abarca no sólo este punto de la línea 2 del tren ligero, sino también la estación del Macrobús que se ubica a unos metros del lugar

Por Rafael Hernández Guízar

Fotografía relevante a la nota.

Humedad, salitre y deterioro general presenta la estación San Juan de Dios de la línea 2 del tren ligero. Se trata de un problema histórico, pues el agua –tanto limpia como residual– corre en las cercanías del lugar/Fotos: Francisco Tapia

En pésimas condiciones se encuentra la estación San Juan de Dios del tren ligero en Guadalajara.

Esta estación de la línea 2 del tren ligero que se convirtió en un punto de encuentro im­portante para miles de tapatíos que viajan a bordo del subte­rráneo, ha caído en el descui­do, según lo denunciaron los mismos usuarios, quienes se dijeron hartos de ver cómo al paso del tiempo el salitre y la humedad hacen de las suyas en las paredes del sitio.

“Sí, está muy fea si la comparas con otras estacio­nes ya no se diga con la de Juárez, por ejemplo, que mis respetos está siempre muy bien allá, pero acá no sé qué pasa, no sé si no les impor­ta, si tiene que ver el hecho de que pasa por aquí cerca el río, aquí huele feo, igual que afuera”, dijo una de las entrevistadas.

Y agregó: “Sí quisiéramos hacer un llamado a quien co­rresponda esto, no sé si es al gobernador, o al presidente municipal, o a quién, pero sí por favor, que vengan a arre­glar porque está en muy malas condiciones, no nada más es que huele feo, es que si usted se da cuenta las paredes están todas llenas de humedad, y luego todo se ve como sucio, como viejo, muy feo pues”, dijo.

Intentamos realizar di­versas entrevistas al interior de la estación del tren ligero pero fuimos advertidos por el personal de seguridad para no tomar imágenes y no así estas entrevistas.

La misma suerte de esta estación del tren ligero la co­rre la del Macrobús que se en­cuentra a sólo unos metros.

Olor fétido resalta en el ambiente, cuesta trabajo acos­tumbrarse a la pestilencia que se apoderó de toda la zona en los alrededores del merca­do Libertad mejor conocido como San Juan de Dios, por el río que atraviesa y que ahora es de aguas negras.