Reto en materia de salud

Es indispensable identificar factores de riesgo y llevar una buena alimentación, advierte especialista

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El Síndrome metabólico se caracteriza por la presencia de un conjunto de factores como obesidad abdominal, hiperglucemia, dislipidemia e hipertensión arterial, que de no detectarse a tiempo pueden llevar al desarrollo de diabetes mellitus tipo 2 y enfermedad cardiovascular/Fotos: Cortesía UdeG

Aunque en el pasado el Síndrome metabólico se pre­sentaba principalmente en adultos, en los últimos tiem­pos se ha dado un mayor nú­mero de casos en niños y ado­lescentes, lo que representa un reto en materia de salud.

Este síndrome se carac­teriza por la presencia de un conjunto de factores como obesidad abdominal, hiper­glucemia, dislipidemia e hi­pertensión arterial, que de no detectarse a tiempo pueden llevar al desarrollo de diabe­tes mellitus tipo 2 y enfer­medad cardiovascular, que pueden aparecer de manera simultánea o poco a poco. Al presentarse más de tres se diagnostican como Síndrome metabólico.

La estudiante de la maes­tría en Ciencia del Compor­tamiento, con Orientación en Alimentación y Nutrición del Centro Universitario del Sur (CUSur), licenciada Lo­urdes Barajas García, realizó una investigación al respecto. Mediante el análisis de niños y niñas de seis escuelas de Ciudad Guzmán y expresó que en el desarrollo de este síndrome intervienen diver­sos aspectos.

“Ya se presenta con ma­yor frecuencia en niños y adolescentes debido a que actualmente se prefiere jugar con aparatos tecnológicos, ver más televisión, estar más tiempo en el celular, jugar con consolas en lugar de ju­gar al aire libre, lo que hace a los niños más sedentarios”, declaró.

Aunado a esto, los alimen­tos altos en azucares y grasas saturadas están al alcance de todos, por lo que pueden consumirlos con frecuencia, y los padres de familia mu­chas veces no se dan cuenta; esto determina la presencia de factores de riesgo que se van acumulando.

“La mayoría de los fac­tores se detecta mediante un análisis bioquímico, aunque uno de los signos físicos es la acantosis pigmentaria, donde la piel se oscurece en cuello, axila e ingle; esto indica altas concentraciones de insulina en sangre; otros aspectos se­rían el sobrepeso y la obesi­dad”, apuntó.

Algo que le llamó la aten­ción al realizar la investiga­ción es que existen casos de niños con peso normal que presentaron este síndrome porque en su familia, y por antecedentes heredofamilia­res, hay presencia de estas en­fermedades.

“Desde ahí es un punto cla­ve para prevenir. Si tenemos tíos o abuelos con estas enfer­medades es importante poner atención en niños y adoles­centes porque tienen la carga genética para desarrollar estas enfermedades, y si en el am­biente donde se desarrolla no hace actividad física, no come de forma sana, se van juntan­do factores para desarrollar estas enfermedades”, indicó.

Barajas García dijo que un diagnóstico oportuno es fundamental, ya que de lo contrario se pueden presentar enfermedades crónico-dege­nerativas a temprana edad, lo que traerá consecuencias en la salud del niño y su calidad de vida, y en muchas ocasiones la detección es tardía e irre­versible.

“Nos dimos cuenta de que es poco común que los padres de familia realicen estos estudios en sus hijos durante la infancia porque creen que están sanos y no tienen por qué tener proble­mas, y como los síntomas no se desarrollan tan fácil, de ahí la importancia de hacer estos estudios”, precisó.

Dijo que es fundamental que desde temprana edad se lleve a los niños con un nu­triólogo para que aprendan a comer y creen buenos hábi­tos.

“No hay que satanizar ningún alimento, todos son buenos, pero hay que saberlos consumir en cierta medida y porción. Otro de los resulta­dos (de la investigación) es que la mayoría de los niños no contaron con los paráme­tros establecidos de colesterol HDL, donde la alimentación es fundamental para mante­nerlo en los niveles óptimos. Además, presentaron niveles altos de glucosa y triglicéri­dos”, añadió Barajas García.

Entre las estrategias que deberían de establecerse para la prevención de estos padeci­mientos, señaló la implemen­tación en las escuelas de al menos una hora diaria de ac­tividad física, ya que factores como la inseguridad pública impiden que los niños puedan tener actividades físicas en las calles de su colonia.