En CUAltos reflexionan sobre la situación

Entre la sociedad mexi­cana perviven estereotipos y discriminación hacia las per­sonas de la comunidad sorda, quienes enfrentan diversas dificultades en ámbitos como la educación, el trabajo y el entretenimiento, afirmó José Octavio Modesto Carrillo Aramburo en su conferencia “Los retos de una persona sorda en la vida cotidiana”, en el marco de las Conferencias por una Cultura de Paz, reali­zadas en el Centro Universi­tario de los Altos (CUAltos), con sede en Tepatitlán.

El experto en Lengua de Señas Mexicana (LSM) dijo que la pandemia del COVID-19 vino a dificultar la manera en que las personas pueden comunicarse, ya que el uso obligatorio del cubrebocas evita que puedan leer los la­bios, y no saben lo que les están diciendo; esto, aunado al desconocimiento de la so­ciedad en general sobre sus necesidades, pues no es fácil distinguir a los débiles audi­tivos a diferencia de quienes acusan otra discapacidad.

Carrillo Aramburo, quien nació con discapacidad auditi­va e hijo de padres sordos, de­claró que hay muchos estereo­tipos entre la sociedad oyente acerca de las personas sordas, pues piensan que también son mudas, una idea equivocada, ya que sí pueden gritar, reír, utilizar sus labios o su voz. Es común también que no sepan cómo hablarles, ya que para los débiles auditivos es in­dispensable comunicarse de frente para ver los labios y la expresión facial, algo que no sucede con frecuencia en las escuelas o centros de trabajo.

Otro error entre la sociedad es creer que las personas sor­das pueden hablar LSM como si fuera el español, cuando son dos idiomas distintos con lógicas diferentes, explicó Carrillo Aramburo, graduado de la licenciatura en Adminis­tración de Empresas.

Añadió que hay cinco tipos de sordos: el primero de ellos es el llamado “señante”, que usa sus manos y señas como su idioma principal y el espa­ñol es su segunda lengua; el segundo es el sordo hablante, que no conoce la LSM debi­do a que tiene padres oyentes o decidió no aprenderla, sino que aprenden a hablar en es­pañol, aunque el comunicarse con otra persona sorda es di­fícil porque no hay un idioma común.

El tercer tipo de sordo es el bilingüe, que alcanza a comprender el idioma español pero que también usa la LSM; usa ambas en su vida cotidia­na debido a que convive con personas sordas y oyentes; el cuarto tipo de sordo es el semilingüe, quien está acos­tumbrado a utilizar su cuerpo para darse a entender; por lo general, son personas que es­tán en los pueblos o lejos de comunidades sordas a veces y que usan la mímica o su cuer­po para comunicarse porque su familia lo hace así.

El quinto tipo de sordo es el que tiene hipoacusia, es de­cir, que alcanza a distinguir sonidos con un nivel de audi­ción de 50 por ciento, aunque para ellos es difícil alcanzar a escuchar y se desesperan por­que no pueden comprender lo que otras personas están di­ciendo.

Ante estas dificultades, Carrillo Aramburo instó a quienes están cerca de la co­munidad de personas sordas a ayudarles a hacer conciencia entre la sociedad en general acerca de sus necesidades y dificultades para tener igual­dad de oportunidades.

“Necesitamos hacer con­ciencia acerca de quiénes son las personas con discapacidad auditiva, y eso es algo impor­tante; así, quizás la opresión baje y se deje de señalar a las personas sordas. Si tuviéra­mos más información eso dis­minuiría, y a nosotros se nos abrirían más oportunidades”, concluyó.