Familia del menor y activistas acusan “escasa voluntad” de las autoridades

Por Elizabeth Ríos Chavarría

Fotografía relevante a la nota.

“Lo más triste es que prometieron que iban a sanear los ríos y no pasó nada. ¿Cuántos inocentes más tienen que morir para llegar al corazón de los gobiernos? No solo es el saneamiento, es atacar la raíz, las empresas”, clamó la mujer cuyo hijo murió luego de caer al canal de El Ahogado e ingerir agua contaminada/Foto: Elizabeth Ríos Chavarría

A casi 14 años de la muer­te de Miguel Ángel López Rocha, por haber ingerido agua contaminada tras caer al canal de El Ahogado, la familia del menor denunció que en todo este tiempo nin­guna autoridad se ha acerca­do a ellos para proporcionar­les acompañamiento o ayuda psicológica.

Los padres del menor, el abogado de la familia, así como integrantes del Comité Ciudadano de Defensa Am­biental de El Salto lamenta­ron, ayer en rueda de prensa, la poca voluntad de las autori­dades de todos los niveles de gobierno por garantizar una reparación integral del daño ante tal tragedia.

El 13 de febrero del 2008, luego de días de convalecer en el hospital, el menor mu­rió por envenenamiento ya que se registró en su sangre altos niveles de arsénico, producto de haber caído en el canal que lleva sus aguas hasta el río Santiago. A pe­sar de que se aceptó respon­sabilidad de autoridades en su momento, no fue sino por amparos que la familia logró, años después, una in­demnización de apenas 350 mil pesos.

“No ha habido acompa­ñamiento, no los han visitado en lo absoluto, no hay ningún acercamiento ni por ninguna autoridad municipal, estatal y federal, ni por la comisión ejecutiva. Lejos de haber un acompañamiento, hay una negativa, no avanzan los pro­cedimientos, impugnan todo, y uno es quien tiene que estar ahí”, refirió el abogado de la familia, Juan Carlos Sánchez Solórzano.

Por su parte la madre de Miguel Ángel, la señora Ma­ría del Carmen Rocha Men­doza, lamentó que hasta el momento haya pasado nada, pues aunque se les prometie­ron muchas cosas, como el saneamiento de las aguas, lo cierto es que todo sigue igual o peor pues la gente de La Azucena, en el Salto –en don­de viven- se sigue enferman­do por el agua contaminada de la zona.

Aseguró que su esposo, así como vecinos del lugar, han sido víctimas de múlti­ples males causados por los metales pesados que hay en las aguas que corren cerca de la colonia, ya que muchos han enfermado de cáncer, y otros más presentan de ma­nera recurrente sarpullido, dolores de cabeza o sangrado de nariz.

“Es duro y bien triste estos días, porque recuerdo todo. Lo más triste es que prome­tieron que iban a sanear los ríos y no pasó nada. ¿Cuántos inocentes más tienen que mo­rir para llegar al corazón de los gobiernos? No solo es el saneamiento, es atacar la raíz, las empresas. Lo que yo quie­ro es que ya no haya más víc­timas como mi niño porque la verdad es bien duro. La gente se está muriendo lentamente en El Salto”.