La gente se quedó en casa a disfrutar el recalentado

Por Rafael Hernández Guízar

Fotografía relevante a la nota.

Incluso en los alrededores del mercado Libertad, mejor conocido como San Juan de Dios, la misma Calzada Independencia y las demás vías que normalmente muestran una enorme cantidad de personas, estaban solas/Foto: Francisco Tapia

Casi completamente sola se quedó ayer la ciudad de Guadalajara, las calles mos­traron una cantidad muy dis­minuida de personas.

La mayoría se quedó en fa­milia a disfrutar del tradicio­nal “recalentado”, la comida que se da en familia con lo que sobró de la cena de navidad.

“Sí pues vamos a penas a la casa de mi mamá al recalen­tado”, dijo Jaime Arteaga, uno de los entrevistados.

–¿Y qué van a comer?

–Romeritos y algo de pavo.

–¿Son de la Ciudad de México?

–Sí, ya tenemos aquí 25 años, pero somos de allá y pues que no falte el sazón del DF (Distrito Federal).

Para sorpresa de este repor­tero, incluso en los alrededores del mercado Libertad, mejor conocido como San Juan de Dios, la misma Calzada In­dependencia y las demás vías que normalmente muestran una enorme cantidad de perso­nas, estaban solas, apenas unos cuantos negocios abiertos en los que se vendían principal­mente fayuca y juguetes.

“Pues nosotros abrimos siempre, porque no falta al­guien que venga a comprar a veces algún regalo que le haya faltado y en general pues por­que aquí el dueño dice que hay que trabajar todos los días por­que todos los días se come, en­tonces ya nos da a elegir quien quiere trabajar y nos pagan tri­ple el día, entonces pues está bien, es un dinerito extra que nos llevamos a la casa”, dijo una de las entrevistadas.

La mayoría de los negocios cerraron la cortina ayer 25 de diciembre, aunque quienes abrieron, lo hicieron sólo me­dio día o abrieron hasta las seis de la tarde.

Incluso en las unidades del transporte público era notorio que se trataba de un día de asueto. Había mucho menos gente de la que normalmen­te usa el camión, era incluso posible sentarse en cualquier momento.

“Bien poquita gente, siem­pre es así, siempre viene poca gente, nomás los que tienen que ir a trabajar o que van a algún servicio o algo, y pues nos tocó trabajar, ya qué, lo bueno es que ayer estuvimos con la familia, pero ya ahora es otro día y hay que cham­bear (trabajar)”, dijo un cho­fer de una ruta de camión que entrevistamos.