“Apenas se puede caminar”, critican tapatíos
Por Elizabeth Ríos Chavarría
Caos y desorden es lo que se vive en Parque Revolución por la proliferación del comercio informal que cada sábado se instala desde muy temprano; lo que antes era un punto de encuentro de diversas tribus urbanas hoy se ha convertido en un tianguis en donde es difícil transitar.
El mejor conocido como Parque Rojo se transforma cada semana cuando diversos comerciantes arriban, con variada mercancía, y montan sus puestos improvisados en aras de ofertar sus productos a los transeúntes del lugar.
Sin embargo, como en el lugar convergen diversas rutas del transporte público, así como la salida de la estación Juárez de la Línea 1 del Tren Eléctrico, la molestia no se hace esperar en ciudadanos por cómo es imposible circular por ahí.
“Ya no hay ni por dónde pasar, o sea, tú sales del tren, presuroso por tomar camión y te topas con puestos que te impiden llegar por la gente que se queda a ver, y bien difícil se vuelve incluso formarte para esperar camión porque no hay mucho para dónde irte”, expresó Mariel Sandoval.
“No sé qué pasó, antes no estaba así y no sé si la autoridad les da permiso, pero parece que no porque hay mucho desorden. Primero, me acuerdo, llegaron unos, aquí hacías tus cambios o te encontrabas con gente cuando comprabas algo en línea, pero eso abrió una puerta que poco a poco se fue tumbando pues ya es bárbara la cantidad de puestos que ves aquí y ya también del otro lado (del parque)”, añadió Alondra Reyes.
Juguetes, ropa nueva o de segunda, así como artículos varios son los que se pueden encontrar, y aunque hay unas partes que están un poco más organizadas como otras, como la mercadita feminista, impulsada por un grupo separatista desde hace ya meses que tiene acordonada una parte del parque, lo cierto es que ciudadanos resienten el caos y el desdén de autoridades municipales por imponer un orden.
Algunos comerciantes establecidos del lugar han manifestado su desconcierto, no sólo por el desorden sino por cómo el espacio fue prácticamente arrebatado de varias tribus urbanas como quienes practicaban patineta, malabares o alguna disciplina, y los cuales cada sábado se les veía en la zona.
“La gente quiere trabajar, eso se entiende, pero no puede ser con tanto desorden y decir ‘aquí me quiero poner a vender y ya’, por eso hay una regulación. Que el ayuntamiento meta orden al menos para que esté mejor ordenado y uno pueda pasar tranquilamente”, añadió Gustavo Salazar.