Cientos de personas acuden a comprar productos y por las atracciones

Por Rafael Hernández Guízar

Fotografía relevante a la nota.

La mayor parte del parque se encuentra llena de puestos, comida, juegos mecánicos, música y hasta exhibiciones, situación que aprovecharon decenas de familias la tarde del domingo/ Foto: Rafael Hernández Guízar

La Feria del Cartón y el Juguete Mexicano se abarro­tó el día de ayer, una enorme cantidad de personas acudie­ron para comprar productos y disfrutar de las atracciones.

Ubicada en el Parque Mo­relos, esta feria tradicional cambió sus expectativas para los comerciantes que habían pensado, sería algo similar al año pasado cuando las ganan­cias fueron mínimas, o antes de esta, cuando sólo fueron pérdidas.

“Bendito sea Dios, mire cuánta gente, ahora sí espe­ro que nos podamos recupe­rar de lo que hemos perdido porque esta feria nos ayuda muchísimo, es como un res­piro para todo el año, y pues gracias a Dios como le digo, ya está cambiando, ojalá que regrese a lo que era antes”, dijo una vendedora de figuras de cerámica.

La mayor parte del parque se encuentra llena de puestos, comida, juegos mecánicos, música y hasta exhibiciones.

“Está padrísimo, yo es la primera vez que vengo y me quedé con ganas de regresar, aquí compré unas calaveritas para el altar, ya le pusimos el nombre de nuestros difun­tos, compramos algodones de azúcar y unas alitas de pollo riquísimas, aquí compramos todo, los niños se subieron a los juegos, bueno, hasta nieves raspadas, a mí me en­cantó de verdad, yo vengo de Arandas y pues allá no hay esto, y menos así, sí se pone muy bien las fiestas patrona­les pero no es así, definitiva­mente no es así”.

Antojitos mexicanos, fri­tangas, hot cakes, una gran delicia al paladar se encuen­tra en esta feria donde los dulces típicos son la cereza en pastel.

Chilindrinas, picones, pan de muerto, rellenos de queso filadelfia y mermelada de zar­zamora, de crema pastelera, sabores de todo el país hor­neados en este mismo lugar.

Sin embargo, hay que decir que hace falta control del aforo pues no hay arcos sanitizantes ni tampoco sana distancia, las personas andan sin cubrebo­cas y no todos quieren usar el gel antibacterial, así lo cons­tatamos nosotros al caminar por esta feria que se extenderá hasta el mes de diciembre