Le cobraron miles de pesos por “tratar” a su hijo

Por Rafael Hernández Guízar

Fotografía relevante a la nota.

Primero le dijeron una cantidad para internar a su hijo, pero luego la cuenta subió sin explicación; como la angustiada mujer no podía pagar, la amenazaron a ella y a su vástago: le dijeron que podían sacarlo del centro o quitarle beneficios hasta que pagara/Foto: Francisco Tapia

Buscar ayuda para com­batir las adicciones de su hijo fue el calvario para una ma­dre de familia.

Se trata de la señora Eliza González, quien vivió un tor­tuoso camino al enfrentarse con la administración de un centro de rehabilitación que se encuentra en la colonia Po­lanco, en Guadalajara.

“Mire yo andaba buscan­do un lugar para que ayuda­ran a mi hijo porque sufre de adicciones y una cono­cida me dijo de esta clínica por buena, que porque los atendían bien, y ella me dio al dirección, está en la colo­nia Polanco, en la calle de Cayetano Esteban al cruce con 8 de Julio, el número es 2145, y cuando ellos vinie­ron por mi hijo yo fui a ha­cer el pago, me habían dicho que eran de 500 a 700 por semana y ya cuando estaba allá mi hijo me dijeron que eran dos mil pesos por se­mana, que había que ir una semana adelantada y pagar mil 200 pesos más, que era un total de tres mil 200 y pues yo percibo dinero cada quincena, yo les dije que no podía pagarles eso, ellos me dijeron que pagara dos mil 400 por semana y cuando llegó la quincena, me dije­ron ellos que debía tres mil 600 pesos, y me dijeron que porque era una semana de fondo y antes de la quince­na me estaban hostigando, y como tuve contratiempos porque no hay trabajo, les dije que me esperaran, y no les pareció”.

Las amenazas subían de tono a su persona y a su hijo, al que le dijeron que podían dejarlo fuera del centro o pri­varlo de beneficios en tanto no su cubriera una cantidad nunca pactada.

“Me dijeron que iban a sacar a mi hijo a la calle y la verdad que hasta me enfermé por la presión, de colitis, y siempre les pedí que me die­ran oportunidad de tener mi pago, pero ellos siempre me estaban amenazando. Y pues lo sacaron a la calle, son cen­taveros porque no les importa la gente, no es posible que sa­caran a mi hijo, por el peligro que había”.

Ahora, su hijo ya no está en el centro pero la amena­za sigue pues pretenden en aquel “centro de rehabili­tación” que les pague una fuerte cantidad aunque no haya usado los servicios.