Ha sufrido agresiones por parte de la mujer, y la FGE calla, denuncia

Por Rafael Hernández Guízar

Fotografía relevante a la nota.

“Yo sólo quiero paz, que se me haga justicia y es injusto que me digan que por ser hombre no me pueden ayudar, en la fiscalía no quieren pedir las pruebas para que me den justicia, y yo soy periodista, soy profesor, no soy una persona de mal, sólo estoy pidiendo que la fiscalía se ponga a trabajar”, tronó sobre su caso Israel Barrón/Foto: Francisco Tapia

Por ser hombre, al perio­dista Israel Barrón Rangel le han negado justicia en la Fiscalía General del Esta­do (FGE), pese a que en dos ocasiones su ex esposa y su cuñado han intentado quitarle la vida.

Fue hace tres meses cuan­do sufrió la primera de las agresiones en una cafetería, justo en el momento en el que le emplazaron la demanda de divorcio en su contra; ahí, su cuñado fue quien lo intentó estrangular en el suelo y lo golpeó en varias ocasiones; tras sufrir varias lesiones que pusieron en riesgo su vida, interpuso una denuncia en la fiscalía y le dijeron que nada podían hacer por él ya que su entonces esposa era funcio­naria pública y era mujer, y que por esos dos motivos no podían proceder.

“Usó elementos de Pro­tección Civil, ella es la coor­dinadora jurídica y ya están las denuncias puestas por las dos agresiones que he teni­do; yo he sufrido amenazas, agresiones, me robaron mi celular, mi dinero, un reloj, han creado perfiles falsos para hostigarme, han usado a mis contactos para estarlos hostigando, ya nos divorcia­mos y ha seguido molestán­dome, ella ha continuado en buscar la forma de perjudi­carme personal y económica­mente, ya puse una queja en Derechos Humanos por todas las situaciones que se han es­tado presentando. Yo no estoy bien porque tengo ansiedad y miedo, y lo único que pido es justicia porque ella está muy tranquila en su cargo, ella hizo campaña y usó a gente del gobierno del estado para perjudicarme”.

Un mes después, empezó a ser acosado por su enton­ces esposa que trabajaba en la coordinación jurídica de la Unidad Estatal de Protección Civil y Bomberos; elementos de esta dependencia acom­pañados de la citada mujer, aparecían en los lugares que él acostumbraba ir, el motivo según dijo, era darle miedo para que desistiera de sus de­nuncias y demandas.

 

 

Sólo unos días después fue interceptado en la calle por su cuñado, a lo lejos estaba su es­posa, y lo golpearon hasta que perdió el conocimiento, le ro­baron cinco mil pesos, un reloj inteligente y su celular con va­lor de más de 11 mil pesos.

Su caso fue nuevamente desestimado, pese a las frac­turas que le produjeron.

“El agente del ministerio público me dijo que porque ella es mujer a mí no me pue­den ayudar, que porque es servidora pública tampoco y que no la pueden tocar porque soy hombre. El agente des­estimó el caso y ya no hubo más; estamos a la espera de que nos den resultados y no hemos tenido respuesta, ha caído en abuso de poder. Me han ubicado en la calle, me han robado, me golpearon, ha sido un infierno este mes, y yo sólo quiero paz, que se me haga justicia y es injusto que me digan que por ser hombre no me pueden ayudar, en la fiscalía no quieren pedir las pruebas para que me den jus­ticia, y yo soy periodista, soy profesor, no soy una persona de mal, sólo estoy pidiendo justicia, que la fiscalía se pon­ga a trabajar”.

Con gesto adusto, envió un mensaje al gobernador En­rique Alfaro Ramírez, que le hagan justicia indistintamente de su género y que dejen de proteger a delincuentes bajo su gobierno.

“Yo lo que le pido al go­bernador es que escuche esto y que vea quién es el personal que está ejerciendo cargos pú­blicos, no puede haber gente así, no quiero que el día de mañana sea nota y que haya respuesta hasta que esté muer­to, quiero que se me haga jus­ticia, que me reparen el daño psicológico. No es justo que por ser hombre no me hagan caso. También los hombres estamos padeciendo amena­zas, eso no es justo, que no le den carpetazo”.

El llamado directo fue al gobernador Enrique Alfaro y a los alcaldes de la Zona Metro­politana de Guadalajara a quie­nes clamó por justicia primero para que no permitan que su caso quede en la impunidad, y segundo, para que revisen a quienes tienen trabajando en sus administraciones.

Por cierto, que este caso se ha tornado en favor de la mu­jer por el simple hecho de ser mujer y funcionario público.