Su hija padece de sus facultades mentales

El padrastro del menor habría tenido un rol fundamental en la muerte; la fiscalía estatal no apoyó a la abuela cuando ella lo pidió

Por Gloria Reza

Fotografía relevante a la nota.

Martha, abuela materna de Pepito, de tres años, pide justicia por su familiar: “Era un niño inocente”; por eso, exigió que Miguel, pareja de su hija, pague con cárcel, porque no alimentó a su hija ni a su nieto, y mató a golpes al menor/Foto: Especial

(apro).- Pepito estaría vivo si en la Fiscalía del Estado “me haigan (sic) hecho caso”, reclama Martha Sigala, abue­la del menor de tres años que el pasado martes 12 perdió la vida por los golpes que reci­bió de su padrastro, y al pare­cer también de su madre.

El fiscal del estado, Gerar­do Solís, aseguró que se en­contraron suficientes elemen­tos para imputar a la pareja, y dijo que la autopsia reveló que Pepito murió por una “contusión difusa de cráneo y presentaba el síndrome del niño maltratado”.

El homicidio se registró en una vivienda que se ubica en el cruce de las calles Pri­mitivo Torres y La Torre, en la colonia El Terreno, muni­cipio de El Salto.

Martha Sigala relata que el 7 de agosto fue la última vez que vio a su nieto y a su hija Claudia Lizbeth, quien pade­ce de sus facultades mentales. Ésta le avisó que iría al cen­tro junto con Pepito y Miguel Martín “N”, a quien conoció tres días antes cuando hacía  labores de construcción, al otro lado de su casa, en la co­lonia Oblatos.

Como no regresaron, al día siguiente Martha presentó una denuncia por desaparición, por lo que las autoridades emitieron una Alerta Amber para localizar a madre e hijo.

Una vez que fueron ubi­cados, Miguel Martín habló con Héctor Gutiérrez, “un co­nocido suyo que trabaja en la Comisión de Búsqueda, para decir que Claudia estaba ahí (con él) por voluntad propia, era mayor de edad, y entonces se desactivó la Alerta porque supuestamente ya los habían localizado”, menciona la mu­jer.

Insiste que necesitaba ha­blar con su hija, pero la auto­ridad no “me hizo caso”, ni siquiera el “oficial Carrillo que también me pidió fotos de ellos”, y ella le subrayó que Claudia estaba mal de sus facultades mentales.

Miguel Martin incomunicó a Claudia, quien no sabe leer ni escribir. Y vía WhatsApp el sujeto envió mensajes a Mar­tha para amenazarla y le pidió que los dejara en paz.

En pocas ocasiones Mi­guel permitió que Claudia mandara mensajes de voz por WhatsApp a su mamá, pero él le dictaba al oído lo que tenía que decir, según se aprecia en los audios que dio a conocer la señora a este medio.

Miguel realizaba la misma acción con el niño, quien en el audio se escuchaba angus­tiado, e incluso mandó una imagen a Martha en la que aparecen Claudia y Pepito sosteniendo una cartulina con un mensaje supuestamente escrito por ella para decir que se encontraban bien.

“Claudia no sabe leer ni escribir y mucho menos usa esas palabras”, dice la madre.

El pasado martes recibió una llamada de la fiscalía de Chapala para preguntarle si era Martha, la abuela del niño. Ella se sorprendió con la no­ticia de su muerte, y cuando fue a identificar el cuerpo ob­servó que el menor estaba ex­tremadamente delgado y con el rostro destrozado.

Martha también vio a su hija, ya detenida, quien le pi­dió perdón y le aseguró que el niño se había caído de la bicicleta.

Martha pide justicia para Pepito “porque era un niño inocente”, y que Miguel pa­gue con cárcel porque no ali­mentó a su hija ni a su nieto, y mató a golpes al menor.