Por Pedro Zamora Briseño

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Óscar González (der.), presidente de la Red Jalisciense de Derechos Humanos, presentó una denuncia por amenazas de muerte de parte de ex directivos del ejido Ayotitlán, en el municipio de Cuautitlán/Foto: Twitter @dRobles_MX

Octubre 5, Colima, Coli­ma (apro).- El presidente de la Red Jalisciense de Dere­chos Humanos (RJDH), Ós­car González Garí, presen­tó una denuncia formal por amenazas de muerte de parte de exdirectivos del ejido Ayo­titlán, ubicado en la Sierra de Manantlán, municipio de Cuautitlán, Jalisco.

Con motivo de lo anterior, el activista levantó una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalis­co (CEDHJ) y una denuncia ante la Fiscalía General del Estado (FGE), además de que solicitó la intervención de la Coordinación del Mecanismo de Protección a los Defenso­res de Derechos Humanos y Periodistas, de la Secretaría de Gobernación.

De acuerdo con González Garí, las amenazas fueron vertidas en la oficina del Co­misariado Ejidal de Ayotitlán, Delegación Municipal del mismo nombre, por exdirecti­vos del ejido, en una reunión en la que los ejidatarios reci­bieron recursos provenientes de los “Contratos de Ocupa­ción Temporal” establecidos con el Consorcio Minero Be­nito Juárez-Peña Colorada, SA de CV, propiedad de las multinacionales “Ternium” (ítalo-argentina) y “Mital Ste­ele Arcellor” (india).

Señaló que las amenazas provinieron del expresiden­te del comisariado ejidal de Ayotitlán, Juan Díaz Aguilar, y el abogado del ejido, Leo­nel Corona Contreras, quie­nes, en presencia de integran­tes del Consejo Autónomo de Autoridades Nahuas “Te­namaxtla” de Ayotitlán (CA­ANTA), se expresaron en los siguientes términos:

“El licenciado Oscar Gon­zález firmó el convenio que se llevó a cabo con la familia del líder nahua de El Mameycito, Aurelio Deniz Gerardo, fungiendo como asesor jurídi­co de esa familia que firmó el convenio. Ahora no entiendo el porqué de ese tipo de ase­veraciones. Le vamos a dar una visitadita, ya lo verán, porque no es justo lo que está haciendo”.

El denunciante manifestó que en agosto de 2020 el líder indígena Aurelio Deniz Gerar­do había sido “amenazado de muerte en una sala del Palacio Municipal de Cuautitlán, Ja­lisco”, en presencia de autori­dades municipales, ejidales y directivos de la minera Peña Colorada, frente a elementos de la policía municipal.

Las amenazas, según de­nunció el dirigente de la RJDH, fueron proferidas en esa ocasión por el abogado Leonel Corona para obligar a Deniz a firmar un convenio y dejar sus parcelas de la comu­nidad El Mameycito, porque forman parte de la superficie arrendada por el ejido para que la minera deposite sus de­sechos industriales.

“A Leonel Corona, aboga­do del ejido Ayotitlán, yo no lo conozco, pues jamás hemos cruzado una palabra entre no­sotros, por lo que me extrañan las amenazas de muerte que me hizo llegar a través de los ancianos del CAANTA. Él ha­bla de mí como si fuéramos co­nocidos; pero no existe ningún nexo mío con él, por lo que me extraña su conducta delictiva y altanera. Es evidente que la ‘visitadita’ que ofreció hacer­me en Guadalajara, conlleva una amenaza implícita”, indi­có González Garí.

El presidente del organis­mo humanitario añadió que su papel en la Sierra de Ma­nantlán ha sido “pacífico y pacificador, pues la gente que estuvo a punto de tomar las armas para ocupar tierras, al entregarles el símbolo de la Bandera Internacional de la Paz se desistió de su intento y se plegó a nuestras orientacio­nes para buscar la justicia y la dignidad humana a través de medios y remedios pacíficos y legales; el CAANTA es la mejor expresión de esa labor humanitaria y vivificante”.

Se mostró convencido de que las amenazas sufridas se derivan de su participación a través de la Red Jalisciense de Derechos Humanos, A.C. (RJDH), en el proceso de restauración de la ancestral comunidad indígena de Ayo­titlán, que en 1691 fue recono­cida por la Corona como Re­pública de Indios del Pueblo de Ayotitlán, Jurisdicción de Tuxcacuesco en la Provincia de Amula (Reino de la Nueva Galicia).

Óscar González narró que, en forma ordenada, pacífica y consensuada, a partir de octu­bre de 2016, el CAANTA ha pugnado por restaurar la co­munidad indígena ancestral de la Sierra de Manantlán, sin debatir con las autorida­des ejidales que, por estar estrechamente vinculadas a la empresa minera, se niegan al diálogo y tienen las ma­nos amarradas para apoyar a la mayoría de los comuneros y una parte de ejidatarios na­huas partidarios de la recons­trucción comunitaria, agraria, ambiental y territorial.

“Los integrantes de la RJDH acudimos en septiem­bre de 2006 al llamado de las víctimas del centenario di­ferendo territorial de Jalisco con Colima, derivado de una Recomendación que nosotros obtuvimos en septiembre de 1995 de la CNDH (Núm. 122/95 sobre Ayotitlán), en la que pugnamos la Red y el ombudsman nacional por la entrega de la dotación com­plementaria del ejido (15 mil hectáreas de las 50,332-50-00 has)”.

El activista refirió que las víctimas del diferendo terri­torial constituyeron el Frente Regional Pro-Manantlán y Cuenca del Marabasco, AC, pero “las actuales autoridades ejidales que encabeza el señor Roberto Cobián han olvidado la lucha de la Red y el Frente por aportarle al ejido la do­tación completa; sólo pelean por repartirse los 17 millones que cada año Peña Colorada les entrega como producto de leoninos contratos de ocupa­ción temporal, el último por 801 hectáreas en la Cuenca del Marabasco”.

Denunció que, al no con­sultar a los comuneros, las autoridades ejidales han incu­rrido en reiteradas violaciones a los Derechos Humanos co­lectivos de las comunidades nahuas Las Pesadas, La Asti­lla, Platanar, Plan de Méndez, Changavilán, San Antonio y El Mameycito.

“El derecho a la consulta libre, previa e informada ha sido pasado por alto una y otra vez, para imponer a los comuneros los acuerdos entre la industria minera y el ejido, por lo que las comunidades sufren constantes visitas de drones, policías de Colima con perros amaestrados para agredir, y la imposición de tiraderos de desechos de ma­terial ‘estéril’ (altamente tóxi­co) de la segunda mina más grande del país en la produc­ción de hierro”.

Aunado a lo anterior, seña­ló el presidente de la RJDH, “tengo encima una amenaza de muerte del comisariado eji­dal anterior, que está coludido con los intereses mineros con el actual, para eliminarme me­diante una ‘visitadita’ que han anunciado me harán a Guada­lajara. Las amenazas fragua­das en la Casa Ejidal, antes de ser contra mi persona, fueron contra tres integrantes del CAANTA: Santiago Flores Ciprián (presidente), Espiri­dión González (secretario) y  Fermín Flores Elías (vicepre­sidente)”.

Concluyó: “La Red de­fiende ahora el derecho que me asiste para defender de­rechos humanos en cual­quier parte del estado de Jalisco, incluidos los 406.8 kilómetros cuadrados que Colima le ha quitado a la comunidad indígena de Ayo­titlán, apoderándose de bie­nes ajenos para lucrar –sin su consentimiento– con sus minerales. Tarde o temprano Colima tendrá que discul­parse de sus fechorías a los nahuas jaliscienses, y devol­ver el territorio que usurpa desde 1920 hasta hoy.”